Inolvidable Margarita Carmen Cansino

Ayer, de nuevo, disfruté de un visionado tranquilo, sin prisas y paladeando cada fotograma de una de mis películas preferidas, GILDA. Este trabajo gana con los años, y el valor de un Glenn Ford extraordinario y una Rita Hayworth fantástica no deja de subir en el escalafón. Me centraré en Rita, una de las mejores actrices y símbolo de la época dorada de Hollywood. Nacida en New York, hija del bailarín Eduardo Cansino, natural de Castilleja de la Cuesta, Sevilla. Comenzó a temprana edad como bailarina junto a su padre y luego pasó a realizar papeles secundarios de pelis de serie B. Fue su marido, Edward Judson, quien la lanzó al estrellato por sus innegables dotes para la danza, la interpretación y esa elegancia especial. Fichó por Columbia y Harry Cohn, magnate de la productora, siempre estuvo perdidamente enamorado de ella. Tímida y bondadosa en la realidad pero con fuerte personalidad en la pantalla. Hawks, Vidor, la Twenty Century Fox, Sangre y Arena, Tyron Power, Fred Astaire... muchos nombres, pelis y directores... pero fue GILDA de Charles Vidor (1946), una de las películas más importantes del cine negro estadounidense la que la encumbró en la historia del cine, con momentos únicos, como la famosa bofetada de Glenn o el sugerente strip-tease de guante negro. Escandalizó en España y fue acusada por la Iglesia como "gravemente peligrosa".

Hay una historia muy bonita sobre la película, era tal la imagen de bomba sexual de la actriz que pusieron la imagen de Gilda en una bomba atómica lanzada en la Islas Bikini, lo que indignó a Rita (pacifista total) y ocasionó una extraña expedición a los Andes para enterrar allí una copia de la peli por si se producía un desastre nuclear global. En un momento de crisis personal se hizo célebre su frase: "Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo".

Mención aparte merece La dama de Shangai, rodada con su marido Orson Welles. Profuso trabajo cinematográfico y convertida en película de culto... poco comercial, pero obra maestra ya desde el momento del mismo rodaje, y así lo sintieron los actores y técnicos mientras la realizaban.

Rita con cierta edad empieza a mostrar síntomas de pérdida de memoria, emigra a Argentina donde vive unos años en la Patagonia por su clima benigno para este tipo de problemas.

La Hayworth es considerada una de las estrellas indiscutibles del cine, una mujer de mucha belleza e instinto para la interpretación, con una personalidad y una profundidad que trascendió su trabajo en el cine y que, como afirmó el director George Cukor, consiguió que sus fans se interesasen por la persona más que por sus personajes.