domingo, 20 de diciembre de 2009

Experiencia excepcional



Hace unos meses hablaba con Juan Royo del Salón del cómic que se celebra estos días y alguna cosa más y comentábamos la posible visita del maestro Francisco Ibáñez a la muestra para recibir un merecido homenaje. En aquel momento le comenté la posibilidad de poder comer con Paco y compartir un momento mágico. Juan es alma mater del salón en lo relativo a relaciones con grandes maestros y cracks del dibujo.

Pasaron los meses y aquella idea peregrina se hizo realidad, pero con triple regalo. Ayer pudimos disfrutar de una experiencia excepcional, compartir mantel y menú con el gran Francisco Ibáñez, la encantadora y genial artista Purita Campos (Esther) y el extraordinario Paco Ortega, marido de Purita, guionista, dibujante y director artístico de Bruguera.

Poco puedo contar de Ibáñez y Purita que ya no se sepa, pero sí apuntar varias cosas. Primera que Don Francisco habla por los codos y todo lo que dice es divertido, interesante y simpático. Es un tipo trabajador, puntual y muy muy cercano. Cumple a rajatabla sus interminables sesiones de firmas y devora marisco como el Superintendente Vicente. Purita es una mujer estupenda, amable y dulce como pocas... Hablamos de Bruguera, de los desastres y los éxitos, de la España de entonces, de siluros, de vino, de Manuel Vázquez y de las firmas de autógrafos. Siempre digo que los más grandes, los superartistas, tienen un denominador común, su sencillez. Ibáñez, Campos y Ortega son grandes de la historieta española, con Jan lo último que nos queda de la Escuela Bruguera, y además son gente buena, sencilla, amable y cercana con la que da gusto compartir un vaso de vino.

Gracias Juan por hacerme vivir uno de los mejores momentos de mi vida, fue un auténtico disfrute, inolvidable y único.

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