sábado, 28 de agosto de 2010

El antídoto contra la convención


Permítanme, sin parecer pedante, transcribir este estupendo y estimulante texto sobre Groucho Marx escrito por Fernando Savater, la verdad es que me resulta inspirador y fascinante...

"La convención es lo que permite vivir, pero mal. La convención lo degrada a uno a rebaño, lo que es bueno quizá para la mayoría, que carecen de colmillos y garras alegres, pero no para todos. Groucho es el lobo, maldita sea!, ya era hora de que un lobo se atreviera a serlo. Dijeron y aún subleva injustamente oírlo "El hombre es el lobo para el hombre", si, si, qué más quisiéramos!. El hombre es oveja para el hombre, vergüenza debería darnos soportar semejante trato. Cuando el hombre era lobo para el hombre es que el hombre era al menos lobo, lobo también para sí mismo. Lobo autogestionado, agresivo y alerta. El lobo es un animal carnicero, no un asqueroso rumiante gremial como la oveja: la fuerza del lobo, vista desde la oveja, se llama crueldad ¿quién teme hoy a la oveja feroz?. El lobo, sin duda, chantado el pobre. ¡Cualquiera se atreve a ser lobo, con la mala leche que tienen las ovejas!. Pero ahí llega Groucho, el Lobo Solitario, el vengador de los lobos... El último carnicero al que no hay modo de comprar con verduras congeladas y queso en porciones: mira cómo muerde el puro y olfatea rijoso a la rubia que pasa, murmurando: "ven paca morenaza teñida".

Groucho, el más grande aunque sólo sea por eso: es el único cómico del cine que no condesciende jamás a inspirar compasión, ni lástima, ni mancha sus carcajadas divinas con el pringoso jarabe de los buenos sentimientos. Nietzsche se empeñaba, el santurrón de él, en que el superhombre sería algo así como un César romano con alma de Cristo, pero se equivocaba de medio a medio: el superhombre será un Atila estelar con el alma de Groucho Marx.

Como el rebaño de la convención está guardado por palabras, es a las palabras a las que ataca el lobo. Para destruir las palabras hay que ser mucho más rápido que ellas, mucho más desalmado y, sobre todo, mucho más literalmente convencional: ésa es la clave inmortal de Groucho. Tomemos por ejemplo la más almibarada e hipócrita de las convenciones, la amorossa (es decir, la convención contra el amor): si ella dice "qué ramo de flores tan maravilloso! Lo guardaré toda mi vida".... hay que ser inmediato en asestar con la mejor sonrisa "Espero que no, porque lo he alquilado por dos horas"; si la buena y rica mujer hace proyecto de matrimonio, diciendo: "Viviremos en una casita maravillosa, verdad?", el lobo se interesa enseguida por el asunto; "Desde luego, o es que piensas mudarte?"; y si ella no puede resistir la tentación de lamentarse a priori: "Ay, cuando sea vieja te irás con otra más joven y te olvidarás de mi", merece que se le tranquilice con un delicado: "No digas tonterías, mujer, te escribiré todas las semanas..."

Groucho, carnicero de tópicos, gran depredador, el humorista más auténtico e implacable desde Shakespeare, improbable lobo judío, Rufus T.Firefly, capitán Spaulding, díctanos la respuesta adecuada, que ya vienen las ovejas buscándonos y, cómo diría Guillermo Brown, si nos encuentran, estamos perdidos!.

Groucho diagnosticó como nadie la peor plaga que hace estragos a nuestro alrededor y en cada uno de nosotros: tomarse demasiado en serio a sí mismo. El arrogante que sólo se reafirma humillando al vecino, el vanidoso que quiere que todo el universo esté pendiente de su capricho o de su look, el violento que está dispuesto a matar por su manía favorita (lo que el llama su derecho, identidad, patria, proyecto de futuro, etc.), el rapaz convencido de que la menor de sus comodidades merece pagarse con un montón de privaciones ajenas, el que se considera sabio porque tiene cien títulos y una oratoria pomposa y sublime...; todos ellos son casos terminales de seriedad letal, una seriedad centrada en la idolatría del propio ego. Y lo malo del que se toma en serio a sí mismo es que ya no tiene ganas ni tiempo para tomar un poquito en serio a nadie más. Porque lo único verdaderamente serio es que nada puede ser absolutamente serio, que todo monopolio de la seriedad es perverso, que la seriedad bien entendida empieza por cualquiera menos por uno mismo.

Las personas que se toman a sí mismas con perfecta seriedad van muy erguidas, inflexiblemente tiesas... por fuera y por dentro. En cambio, Groucho de desliza doblado entre los rígidos, como una acyata sarcástica donde cada cual puede colgar el gorro de carnaval de su falsa cordura.

En este mundo lleno de agitación y trajín, pero en el fondo desoladoramente pasivo porque cada cual no hace más que imitar los deseos ajenos, Groucho es una fiera dinámica que produce sin cesar cortocircuitos en todas las rutinas con las que se enfrenta, sea en unos grandes almacenes o en un transatlántico, en plena guerra o en una despiadada escena de amor. Su lenguaje irreverente, inconsecuente e imprudente puede que no sea un arma cargada de futuro, pero desde luego hace volar en confeti cualquier presente vigente y decente. A lo que más se parece es a ese tren del Far West que alimenta sus calderas con la sustancia de sus propios vagones y que corre fuera de las vías libremente, a través del campo. ¡Más madera y menos martirio!"

Me gustaría saber escribir así, de manera tan inspirada y con tal transfondo.

4 comentarios:

  1. Y a quien no...
    Pero bueno, cada uno se supone que tenemos lo nuestro.
    En cualquier caso, grandioso Savater y grandioso Groucho.

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  2. pues si, me acabo de terminar un ensayo sobre libros y películas de aventuras que te recomiendo vivamente... HG Wells, Lovecraft, Conan Doyle, Groucho, Dickens, Alien, Indiana Jones, King Kong, Harryhausen.... todo un cóctel de delicias, ordenado y sabroso, excelente.

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  3. MARAVILLOSO... REPITO: MARAVILLOSO. GRACIAS ANTONIO POR COMPARTIR ESTO SENCILLAMENTE GENIAL CON TODOS...
    FENOMENAL.

    MARCELO

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  4. Me encanta Savater Marce, pero más me gusta Groucho.... un placer, para eso existe este humilde blog, para compartir, abrazos

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