domingo, 13 de febrero de 2011
La tendencia natural del Rastro
Recuerdo que de chaval, varios amigos solíamos ir al rastro zaragozano los domingos... en busca de discos y alguna cosilla interesante. Y eso que nuestra cultura fetichista de objetos era mínima, sino ahora seríamos millonarios. Entonces el rastro de Zaragoza se ubicaba al lado del Mercado Central, en los porches.... tras esa visita lo natural era ir al Tubo a tomar unos calamares y una cervecilla.
Pasados los años, como en todas las ciudades del mundo, se fueron creando dos rastros, uno el de siempre, objetos reciclados con tesoros en un 0,005% de las veces, y el calzoncillero de ropa barata y mercadería mercadillo.... Disfrutamos aquellos años en los alrededores de la Plaza de Toros.... el de los calcetines pasaba del Príncipe Felipe a la Romareda.
El Ayuntamiento, con corta visión y queriendo dar imagen de ciudad moderna pensó que ese maravilloso conjunto de seres harapientos, gitanos, delincuentes y compradores de baja estofa (entre los que me incluyo, estoy seguro que así nos ven) deberían estar en un lugar digno de su baja calaña, intentando que muriera la cosa por inanición.... envía el rastro a un parking infecto, sartén en verano, Siberia en invierno.... en Valencia, Madrid, Barcelona no pasa así, aquí, como somos los más "modelnos" pues si. Total que, como deber ser, está habiendo una bella transición de puestos y delicias hacia el antes pequeño mercadillo matinal de detrás de La Seo y que, semana a semana, aumenta en tamaño, contenidos y seres underground (que gozada).
Nada puede con el rastro, es tremendo, así debe ser. Si no existiera habría que inventarlo, una excelente manera de que las personas se ganen la vida y reciclen con lo que otros no valoran ni quieren... todos ganan, los que vacían sus trasteros, los que median y los que buscan raras delicias.
Hoy he visto unas cuantas cosas chulas detrás de La Seo y ya voy conociendo a los de los puestos... me he olvidado del lejano y desasosegante "rastro Expo".
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