martes, 24 de enero de 2012

Chico y Rita a los Óscar

Me alegro, me alegro un montón. Nadie daba un duro por este proyecto, medio artesanal, pero con Fernando Trueba, erudito del cine, y Javier Mariscal, niño pequeño que vive dentro de un señor mayor, nunca se sabe. Es una buena noticia y una espinita clavada en la cuenta de resultados de los grandes estudios.

Habla Javier Mariscal (a quien admiro):

“Ya se sabe que lo de los Oscar es una lotería, pero tiene mucho mérito que hayan premiado una película de animación independiente y para adultos como la nuestra” aseguró exultante. “Es muy chulo, y también dice mucho a favor de los que la han premiado, porque han apostado por una película que no es parte de la industria y de la maquinaria, y es un riesgo”.

“Esto no es un Mercedes, es un seiscientos retocado. No hemos trabajado con software sofisticados, sino con los que hemos inventado nosotros mismos, hemos hecho la animación de toda la vida… Que haya sido elegida es una buenísima noticia no sólo por nosotros, sino para todos los que creemos que puede hacerse una animación ‘seria’, para adultos, con temas que van más allá de los de la Navidad y las aventuras para niños”.

La noticia le llega en un momento dulce por varios motivos. Después de pasar dificultades económicas diversas – “¡Uff, lo que debemos a los bancos¡”, bromea - y de que la película no encontrara rutas comerciales en Estados Unidos con las grandes compañías, Chico y Rita se estrena por fin mañana en varias ciudades norteamericanas de la mano de una compañía distribuidora independiente. “Y esta nominación llega como una bendición”, dice, para acabar a voz en grito por el teléfono: “¡Viva la animación y los animadores, que son gente sacrificada y maravillosa¡ “¡Viva el jazz latino¡” “¡Viva Bebo Valdés¡ “¡Viva la música cubana¡”.

Bravo.

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