Ahora que viene la Cincomarzada, fiesta local de nuestra ciudad, me acuerdo siempre de la anécdota de Juan Cabañero, típica de nuestra querida tierra, muy típica.
La Cincomarzada conmemora un fallido ataque carlista a Zaragoza, ciudad típica por repeler con tenaz rodillo a cuanto sandunguero se prestara a invadirla... pues ésto que el 5 de marzo de 1838 Zaragoza era pieza estratégia interesante para los Carlistas, que no gozaban de plazas francas de poderío en su haber... Pues en esto que enviaron a Juan Cabañero al frente de una tropa de infantes y caballería para, al parecer, saquear la ciudad pobremente guarnecida... Pues el amigo Cabañero entró in the night y los de aquí, ya sabemos, sartén, armas de caza, cuchillos, aceite y agua hirviendo en mano, resistieron el ataque... al enterarse los carlistas que las tropas isabelinas no tardarían en aparecer desestimaron el ataque y huyeron de la plaza... Cabañero, nada más entrar en la ciudad, se narra que entró en una chocolatería y pidió un tazón de chocolate calentito, al parecer no pudo probarlo y tuvo que huir dejándolo inmaculado... me imagino que con sus churros pertinentes... jajaja.
Un par de años más tarde, el mismo Cabañero entró en Zaragoza, esta vez formando parte de las tropas isabelinas y, los de aquí, con esa coña tan nuestra le gritaban: "¡Cabañero, que se te ha enfriado el chocolate!". Siempre heróica y siempre ácida ciudad de Zaragoza.... (y siempre divertida).
(me imagino que mi docto amigo Iván sabrá como esta anécdota miles)
Favor que usted me hace, mi querido amigo, jejejeje. Maravillosa anécdota la de Cabañero, sí. Todo el XIX es un siglo totalmente trágico del que aun hoy estamos pagando las consecuencias. El cabronazo de Fernando VII, el peor y más sanguinario gobernante que ha conocido la piel de toro (sí, muchísimo peor que Franco), se murió en la cama sin saber la que estaba preparando (o igual sí, que es peor y conociendo al personaje bien podría ser). En cualquier caso las guerras carlistas tienen un buen catálogo de sucesos surrealistas de tomas, retomas, escapadas, fusilamientos, represalias... Hace relativamente poco, investigando un poco para un proyecto personal que tengo ahora abandonado pero que ojalá pueda retomar en breve, me comentaban en cierto y escondido pueblo del Campo de Daroca que entre los habitantes hay una familia que durante el XIX abandonaron la localidad para venir a Zaragoza y emprender unos negocios que aun hoy le dan lustre al apellido. se cuenta en esa población que se encontraba en aquellos días un pequeño destacamento isabelino de camino hacia otros sitio cuando se vieron aparecer a lo lejos a los carlistas que venían de otro pueblo, de hacer sus cosas de carlistas y tal. Y que viendo que no había lugar a encontronazo por aquello del "Anda tú, si son más!" pues decidieron irse por patas. Pero ocurrió que a la hora de escapar, y pensando en el posible riesgo de captura, un par de soldados isabelinos arrojaron unos fardos a uno de los pozos creyendo que nadie los observaba y con la esperanza, supongo, de recuperarlos más tarde si todo iba bien. Pero sí. Había un fulano observando. Los isabelinos se marcharon. Los carlistas se quedaron un par de días. En cuanto se fueron, el fulano por la noche fue al pozo acompañado de, no está claro si su padre o su tío, y sacó los fardos encontrándose con monedicas, muchas monedicas destinadas a la paga de la soldadesca. Por supuesto no dijo ni mú. Pero al mes y medio o así esa familia entera se mudó a la capital. Y, si es cierto lo que me contaron, bien le fue a esa familia. Y le sigue yendo... De desarrollarse en Escocia en el XVIII bien podría ser parte del argumento de una novela de Stevenson...
ResponderEliminarcon tu permiso antoñico, copio y pego pa' difundirlo y que se sepa como las gastamos aquí con los que vienen a tocar los güevos.
ResponderEliminara tu disposición..... esto es free carril
ResponderEliminarya lo sabe to' dios!!!
ResponderEliminardistribuyes como nadie tu....
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