viernes, 7 de septiembre de 2012
Me duele Calatayud
Calatayud, para uno que no es de allí y que sabe la importancia de la ciudad, sorprende por la decadencia y desastre patrimonial que presenta. A uno le duele un lugar así. El comercio bilbilitano tiene raigambre y señorío, era una de las plazas fuertes de comerciantes, tenderos y telas. Todos los pueblos de la comarca acudían a la Rúa clásica a comprar los últimos modelitos, los aperos de labranza o los repuestos necesarios. Todo eso parece haber acabado. Desaparecida la magnífica tiendas de repuestos de bicicletas ubicada en pleno paseo y sustituida por un inefable Juguettos, una decena de viejos comercios, centenarios, malviven en franca decadencia, con escaparates incoherentes y reparaciones escalofriantes. Doloroso, terrible lo de la ciudad. Caso aparte y comentario largo y proceloso merece el casco antiguo y el patrimonio histórico. Tras hablar con los paisanos la frase típica es: "algo han arregla o, pero lo que han hecho aquí es de delito". Palacios, casonas, casas señoriales, iglesias, monasterios, todo devastado. Lo que queda, sobe todo la Plaza de España y aledaños (bello y gran casco) muere con locales cerrados hace años, casas resquebrajadas esperando al "uy, que se ha hundido", y ventanas polvorientas cerradas. Desastre inconmensurable, pocas veces visto, denota una falta de cultura, autoestima y sensibilidad escalofriante. Desarrollaré mi comentario en base a imágenes, que dicen que valen más que mil palabras.
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