martes, 9 de julio de 2013

El KIng Louie tuvo la culpa. Templos de Angkor (Siem Reap, Camboya)

Cuando era chaval vi una película que me gustó especialmente por sus cuidados y especiales personajes y los estupendos backgrounds, fue El Libro de la Selva. Siempre me fascinó el Rey Louie y su "palacio" invadido por la propia naturaleza, de ahí viene mi interés por conocer un lugar especial en el mundo, un espacio formidable, distinto y visualmente único que, por mediación de la Unesco y gracias a equipos de trabajo japoneses, chinos, norteamericanos y europeos, está sacando a la luz, como si de un inmenso puzzle se tratara, uno de los lugares más bellos jamás vistos, aunando arquitectura, escultura, historia y sensaciones eternas. Los templos, esparcidos por un amplio territorio, se ubican en diversas zonas muy cercanas a la ciudad de Siem Reap. Son formidables sus puertas de acceso, sus terrazas para que el monarca se diera su baño de multitudes, sus impresionantes bajorrelieves (guau!), sus cúpulas con 4 caras, sus pasillos angostos e interminables, el color de la piedra y sus matices producido por los hongos, bacterias, el incríeble contraste de los Budas recuperados en pequeños espacios oscuros, en su interior. Esa fusión de la naturaleza con la arquitectura monumental humana donde, sin piedad, las raíces de los árboles se integran en los muros destrozando el minucioso trabajo de cantería. Casi todos los templos se han limpiado de árboles y vegetales, pero uno de ellos se ha dejado para que los visitantes admiren la maravilla visual que son las raíces enormes como serpientes dinosáuricas integradas en los viejos muros. Los monos ya fueron expulsados de su interior y recorren espacios alejados del hombre, los elefantes discurren por el exterior de las murallas ahora ya como mera atracción para turistas, pero que visualmente da un resultado formidable. Uno de los lugares más bellos e impresionantes del mundo que ha visto este humilde espectador y que, todavía, puede pasearse con tranquilidad ante de convertirse en una locura turística.


















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