Seguimos nuestro retropaseo por los primeros 70. En esta caso importante homenaje al Club de Tenis de Zaragoza sito en el Paseo de la Mina del cual apenas hay imágenes en ningún sitio. Esta piscina era especial y estaba en pleno centro de la ciudad, donde ahora se encuentra el hotel Boston y todo esos bloques de viviendas que colindan con Camino de las Torres. Se accedía desde una puerta en Paseo de la Mina y andabas un curioso camino hasta llegar a un puentecillo ya derruido (se ven los cimientos si vais a visitarlo) que cruzaba un pestilente y terriblemente oloroso Río Huerva. Las ratas campaban por doquier, pero no pasaba nada. Cruzabas el puente (absolutamente imposible hoy en día acceder a una pisicina familiar así) y había una especie de banco donde nosotros hacíamos "guardia" esperando a nuestro padre cada mediodía. A la izquierda se encontraba el frontón, vetusto y lleno de óxido, con puertas que accedían a su parte trasera donde se colgaban facilmente las pelotas. Miles de horas peloteando en ese frontón, sólo o acompañado, rodeado de lagartijas. La piscina "familiar" que es la que aparece en la foto, era genial, porque servía para todo. Tenía una terracilla muy chula donde te secabas a velocidad de la luz (tejas fusionantes) y a la que accedíamos escalando ilegalmente por la parte de atrás jugando a Spiderman, por supuesto. Maravilloso foso que la rodeaba, siempre seco y lleno de hojas, perfecto para hacer carreras de coches Matchbox o de ciclistas con canicas, impresionantes campeonatos alrededor de la pisci. Setos con tierra y barro, perfectos para jugar con Madelman, zona de escalinata impagable para juegos de mesa. La piscina en si tenía forma de "ocho" y se dividía en tres partes. La más próxima a la entrada cubría muy poco y por las tardes recibía una estupenda sombra de los árboles. Era ad-hoc para poder jugar con el Madelman Buzo, clavadita, y también para disfrutar del Tiburón y el Submarino Ranetta, que daban vueltas en círculos perfectamente y a los que teníamos que esquivar como si torpedos fueran. En el centro una pequeña piscina para bebés, terrible para darse golpes en piés y manos, todo en hierro oxidable, como no, pero no pasaba nada. Y más allá una piscina que cubría una barbaridad y donde aparecíamos pocas veces. Me encanta ese fondo de pared a rayas azules y blanco, muy de entonces. También se puede apreciar la chimenea del GAS, polución brutal, humo y olores bestiales pero nadie se quejaba de nada, no pasaba nada (de nuevo). Se puede apreciar la sencillez de los toldos con cañas. Un poco más allá estaban las pistas de tenis de tierra batida, rodeadas de setos. Y más allá los vestuarios, clásicos con sus armarios de madera agujereados y olor a linimento. Por un pasillo central se accedía a la zona del bar, regida por "Donato" (cara de pato), amable familia que todavía regenta un bar en el centro de la ciudad. Allí había un pinball formidable, el Stripping Funny, sonde este servidor se dejaba sus buenos "duros". También era inolvidable el consumo bestial de polos CAMY de naranja, deliciosos, en los palos podía haber otro polo de regalo o hacer un Camyjuego cuando eran modelo montable. Desde ahí se accedía a una zona sombría de cesped, muy agradable y para familias un poco más "vips" que solían colocarse en ese espacio, porque los chavales dábamos menos la tabarra. Desde ese lugar se accedía a los bajos de la piscina olímpica a la que se llegaba por una escaleras peligrosas y destroza dedos que hoy no dejarían ni pensar. Arriba ya la piscina olímpica, que visitábamos poco.... con su trampolín y sus gaitas.... pero nada interesante en comparación con la fabulosa de abajo. Un Club estupendo que abandonamos cuando los trasladaron a la carretera del Aeropuerto y en el que vivimos unos años inolvidables.
Que recuerdos, lo teníamos cerquéis imán de casa, yo tengo fotos en blanco y negro siendo un bebé en el año 66 en la piscinita "destrozadedos", y alguna otra más adelante. En la gran piscina olímpica aprendí a nadar y luego merendaba en el bar unos bocadillos de anchoas que me sabían a gloria... Al final cuando se lo llevaron a la carretera del aeropuerto nos dimos de baja porque nunca íbamos,
ResponderEliminarMe parece maravilloso que hayas vivido aquel Club de Tenis tan especial Catherine, muchas gracias por tu comentario. La verdad es que era un lugar céntrico, cómodo, inolvidable para todos.... ya siento que tu también te destrozases los dedos en la mini-pisci, jajajaja, un saludo
ResponderEliminarNos tenemos que conocer , yo nací en el 66 y de inmediato empezamos a ir a esa piscina...
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