sábado, 4 de enero de 2014

"La necesidad de que el niño juegue"

Os transcribo un viejo texto de mediados del Siglo XX realizado por Carmen Tato Cummings para la Revista Blanco y Negro. Esta señora escribía periódicamente en esta publicación tratando "Problemas de la Infancia". Es muy curiosa y "diferente" su visión de las cosas y resulta curiosa las contínuas referencias a lo espiritual.

"El juego de los niños es una necesidad no sólo biológica sino una especia de aprendizaje y una forma de perfeccionar y desarrollar sus actividades físicas y psicológicas. El juego hace que se le desarrollen los músculos y se desenvuelvan sus aptitudes y facultades. El niño empieza a jugar los primeros meses con sus manos y sus pies, con los que hace movimientos queriéndolos coger, y muchas veces mirándolos atentamente. Hacia los seis meses ya juega con cosas sencillas, como son los sonajeros y muñequitos de goma y a los nueve entra de lleno en el reino de los juguetes, empezando a jugar con animalitos de trapo, goma, celuloide.

Cuando empiezan a caminar sus juegos son más variados y, por lo tanto, más complicados sus juguetes. Ya quieren automóviles, muñecas, cacharritos, cosas que andan con cuerda. Entonces empieza para el niño su vida espiritual, por eso su diferenciación de su preferencia para los juguetes empieza pronto. El chico prefiere los autos, las pelotas... las chicas, las muñecas, las cocinitas. El instinto de imitación empieza a ejercer su dominio en los juegos, y poco a poco empieza a dar órdenes a sus soldados y la niña a reñir a sus muñecas. Es decir, que el juguete va acompañado de una actividad mental, física y moral.

La fantasía en los juegos empieza más tarde, a los cuatro años, después de los cinco siente la necesidad de compañía para jugar, ya no le gusta hacerlo solo. Este es el momento de la iniciación de los sentimientos sociales, lo que es de suma transcendencia para su educación. Entonces empieza a conocer su temperamento y sus reacciones. Por medio de los juegos se sabrá si es tímido, alegre, sociable, generoso, atento, egoísta, o bien triste, reservado, avaro, distraído, o aburrido. Porque hay niños que ya nacen aburridos.

Es a través del juego como se conoce mejor al hijo y el mejor medio para corregir y perfeccionar su alma. Por eso hay que cuidar que no juegue con cosas que no sean propias de su edad para que la evolución de sus preferencias se desarrolle normalmente.

Tenemos como buenos los juegos del corro, las cuatro esquinas, el escondite y la pelota, aptos para chicos y chicas, porque desarrollan mucho los músculos y los pulmones, al mismo tiempo que la viveza de movimientos y alegría. Estos son ejercicios buenos de los cinco a los ocho años. Después ya se establece una diferencia en los juegos. Las chicas prefieren las muñecas, el escondite, los que se hacen acompañados de canciones... Los chicos juegan mejor a los ladrones, guerras, luchas y fútbol... Es el nacimiento de la feminidad y la masculinidad.

Después la evolución del juego llega a la fase intelectual y les empiezan a gustar aquellos juegos en los que hay que pensar. Estos son muy útiles para la educación intelectual de los hijos. No se les debe quitar el estímulo del juego que es el escape del alma infantil y su medio de expresión. Han existido en todas las épocas. Sólo queda el saberlos guiar para que sean recreo y ejercicio moral y físico a la vez.

Si veis que vuestro hijo no quiere jugar es un enfermo. Hacerle que tome parte en las diversiones con otros chicos y será alegre y sano."

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