Hoy, día del fallecimiento de Christopher Lee, me apetece contar la noche más terrorífica de mi vida de la que el artista británico fue responsable.
Nos acabábamos de mudar a una nueva casa, muy grande, yo creo que tenía 12 años. Estaba solo en el salón sentado en una mecedora, mis hermanos se habían ido a la cama y proyectaban una película de la Hammer en la segunda cadena de TVE. Curiosamente, la peli la programaban en blanco y negro, no tenía ni idea por entonces que las pelis de la Hammer eran color, sangre, vísceras.
Y ahí empezó aquel primer Drácula de Lee. Me quedé pasmado. Su conversión en un animal maligno me dejó impresionado, era una especie de reptil de ojos inflamados, de movimientos rápidos y cortantes como los de una daga, mirada fría y profunda, pelo perfectamente peinado que, al pasar a los momentos de furor, se convertía en una imagen más de la conversión en alimaña, brutal.
Aquella vieja ruina donde se encontraba la tumba, la altura del personaje, su complexión, que terrible villano, que Drácula más portentoso, detrás de su elegancia se escondía una temible bestia, la peor. Lejos quedaba la gestualidad de Lugosi, esto era una portento, pavoroso. Hoy veo los Dráculas (excepto Coppola) que se tercian, vampiros teenagers y demás y todavía doy más valor a aquel digno, soberbio, señorial y malvadísimo vampiro.
Tras el visionado de la peli, tragar saliva, un vaso de agua y a la cama, toda la noche sin dormir, presa del pánico más terrible. Sin moverme ni un milímetro dentro de las empapadas sábanas tras horas sudando de miedo. En la oscuridad sólo veía la enorme efigie del vampiro, a los pies de mi cama, presto a devorarme en cuanto moviera una sola pestaña.... no me tranquilicé hasta que vi los primeros rayo de luz a través de las rendijas de la persiana y que, en la penumbra de la habitación, me mostraban que no había nada amenazante.
Nunca olvidaré aquella noche y la impresión que me produjo aquel Lee formidable, fue el inicio de una entrañable amistad con el personaje, mi preferido, y con dos actores maravillosos, Christopher Lee y el siempre elegante, atlético y disciplinado actor llamado Peter Cushing.
No fuiste el único. Seguro. ;) DEP un grande.
ResponderEliminarYeah
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