viernes, 26 de junio de 2015

MÓNACO, Principado del metro cuadrado

Merece la pena visitar Mónaco.... es un caos entrar y salir, el tráfico es intenso y el metro cuadrado caro como el jamón, pero es un lugar que tiene su aquel. Jamás vi una colisión tran brutal de ladrillo en menos espacio, es una auténtica salvajada artesanal de ingeniería donde, en un pequeñísimo espacio, un país se hace realidad con todo lo que se necesita La estación de tren, inmaculada, encajada entre una iglesia, un centro comercial y un puerto deportivo, alucinante. Nunca había visto un parking de coches de -14 plantas, lleno de automóviles de colección cubiertos de polvo, como un poco abandonados por sus millonarios dueños. Nunca vi tanto Ferrari por metro cuadrado, jamás se me ocurrió que se podía encajar un torneo hípico entre la calle y el puerto repleto de yates brutales. 

El Principado está cuidadosamente limpio y arreglado, el "caso antiguo", con algún valioso edificio, se muestra como recién desenvuelto del celofán, el castillo luce limpio como la patena, las papeleras están más pulidas que el suelo, los perros parecen mear las esquinas temerosos. Mucha policía, mucho lujo, precios espantosos y toneladas de turistas pese a ser junio y entre semana, no se lo que puede ser en agosto.

Visita a la malograda Grace Kelly, profunda tristeza desprende su tumba, entre sombras, dentro de una mini-catedral que quiere ser bizantina pero más bien parece de cartón piedra, eso sí, todo impecable. No pude visitar el viejo casino que es lo que más me apetecía ver, pero pasé unas horas muy entretenidas en el pequeño país, una especie de mini-Frankenstein urbanístico como nunca jamás vi. Por cierto, bonita estatua de Fangio.










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