San Remo es especial. Muchos años queriendo visitar la mítica plaza de veraneo de la aristocracia de finales del XIX, lo que me encontré superó mis expectativas. Lejos de destruir nada se conservan todos los hoteles de 1900, con menos ornato, sí, pero ahí siguen todos como siempre, respetando el skyline de la preciosa ciudad. Un apogeo, el del XIX, que ha sabido mantenerse, y otro apogeo, el de los 60, que también han sabido mantener, es un lugar delicioso.
Un casco antiguo estupendo y amable, unas playas llenas de casetas duchas y tumbonas que te retrotraen directamente a principios del siglo XX, toda la arquitectura y los comercios con una patina de realismo y cariño impropia de una zona de veraneo y que los españoles tristemente hemos destruido y sido incapaces de conservar.
Visiten San Remo si pueden amigos míos, déjense llevar por su Festival de la canción, sus heladerías, pizzerías, kioskos, anticuarios, casinos y hoteles centenarios.
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