miércoles, 19 de agosto de 2015

El animal pinta al animal

Los grabados de Francisco de Goya, sobre todo los Caprichos, son un maravilloso y ácido análisis, siempre negativo de la sociedad que le tocó vivir al de Fuendetodos. Goya lejos de utilizar figuras o imágenes excesivamente fantasiosas u oníricas (que también) bajó el balón al suelo y hablo de los terrenal, de los vicios y penurias del vecino, utilizando muchas veces animales en sus imágenes, el asno es todo un clásico en muchas de sus estampas. El viejo gruñón aragonés, aquejado de un enorme malhumor y ya completamente sordo se aisló en su mundo, casi como un misántropo y sacó lo mejor de su producción artística. 

No lo pasó bien, de hecho su sordera producía chanza entres los alumnos de la Academia de Bellas Artes donde daba clase y se mofaban de él sin complejos (tener a Goya de maestro y dedicarte a descojonarte de él es toda una paradaja) y el hombre tuvo que dejar de impartir docencia, la cosa se puso difícil. Sus relaciones con el rey tampoco eran buenas, de hecho no lo soportaba y el rey le correspondía en su antipatía, pero lo consideraba un viejo inofensivo y caduco, tibio en su posicionamiento, incluso tachado de afrancesado.

Me encanta sus grabados, pero éste titulado "Ni más ni menos" es superior.... el mono pinta al asno, el primate titiritero y pelota con su mano izquierda pinta al asno y, como dice el manuscrito de la Biblioteca Nacional, "Un animal que se hace retratar, no dejará de parecer por eso animal, aunque se le pinte con su golilla y afectada gravedad."



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