miércoles, 16 de marzo de 2016

CIRCUS MAXIMUS (15/3/2016) Sala Razzmatazz 2, Barcelona

Tras un frío invierno sin ningún concierto en la mochila uno tiene que hacer sus esfuerzos entre semana si quiere conseguir ver perlas complejas, como los divinos noruegos CIRCUS MAXIMUS, y escaparse a Barcelona, ida y vuelta tras el trabajo, tiene que ser por algo que merezca la pena... y mucho.

Y tanto que la merece.

Un querido amigo y yo, precisamente quien me dio a conocer esta banda, llegamos con el toque de campana a la Razzmatazz 2 tras un atasco y un pelín (poco) de tensión por la hora. La sala sigue teniendo su aquel, está preparada y trallada.... no es atractiva (techo muy bajo) pero cumple su función como debe ser. Poco aforo (100?) pero entregado y generoso en aplausos y cariño.

Lo de Circus Maximus, pues oigan, una pedazo de banda de quitarse el sombrero. Esta gente empezó como una banda progresiva con un sonido parecido y cercano al de Dream Theater, pero gracias a Dios han conseguido seguir su camino, madurando con cada vinilo hasta el fantástico NINE y este último y maravilloso HAVOC recién horneado. Sonaron con una precisión y sutileza digna de este tipo de bandas, excelencia vikinga una vez más. Muy ajustados en vestuario, alejados del metal, haciendo guiños al estilo más moderno (Leprous, Muse, Interpol), barbas profusas, cortes de pelo germánicos, camisa negra de corte. 

La banda es excelente, pero por encima de todo debo destacar al cantante, Michael Eriksen, un maravilla de afinación que llega a todo, que hace de frontman conectando estupendamente y que canta... cómo canta este tipo!!!!.... se coge las canciones más comprometidas y no falla una nota.... esta voz es una enoooooooorme voz, de lo mejorcito que este veterano espectador ha visto. Y luego me rindo ante el gélido Mats Haugen.... un lead guitar soberbio, pausado, sensato y sensible.... vaya solos relojeros y finos, ajustados, exquisitos, con 50 pulsaciones.... que tipo tan destacado, que delicadeza en los tempos, metiendo la velocidad acorde a cada momento, huyendo de los solos de aplauso fácil y ofreciendo la dificultad de lo más sensible.

Sonaron los nuevos temas (yo creo que es donde más cómodos se sienten) y lo hicieron de manera generosa y excelente, luego vinieron los clásicos, brutales. El tono de concierto no tuvo altibajos, fue siempre de alta calidad, se hizo corto, hora y media, pero pudimos disfrutar de una de esas noches que quedan en la retina "¿Te acuerdas de Circus Máximus en Razzmataz?", pues eso, me acordaré mucho de este concierto.... lástima que la audiencia que llena otro tipo de propuestas no sea tan afín a bandas de este estilo, de altísima calidad musical, técnica, que llenan de nuevos sonidos y excelentes melodías el enoooorme panorama metálico actual. Pero bueno, siendo egoista, poder ver a gente de este tipo en un comodísimo aforo, con un gran sonido y a dos palmos de tus retinas me resulta un lujo marbellí.

¡Viva NORUEGA!



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