Hoy he vivido un momento entrañable y emocionante, de esos importantes. Han pasado casi 40 años desde mi último encuentro con Rafael Ochoa, un profesor de dibujo que tuve en Agustinos, un tipo peculiar en aquellos 70.
En un colegio de sotana y cinto de cuero, donde los curas solían llevar gafas amarillentas y pelo peinado con agua y colonia, que apareciera un profesor en moto, vestido a la última, con vaqueros y pulseras fue todo un shock, más todavía si era de dibujo que era mi asignatura preferida. Yo estaba acostumbrado a los reglazos y las llamadas de atención, no por ser revoltoso ni mal tipo, sino porque me pegaba el día pintarrajeando los libros y los cuadernos, dándole al lápiz encima del propio pupitre, haciendo tebeos para que los leyeran los compañeros o montando un guiñol en los intermedios... vamos todo un prototipo que no debía ser una línea a seguir (no future for me)... se estiraba otra cosa, el empollón que repetía de carrerilla la lección (comas y pausas incluidas).... así que, que apareciera un tipo que no solo no te reñía por pintar monas sino que, además, te decía, "dele Saz dele", me sorprendió, me costó hasta procesarlo, por fin estar en clase era emocionante.
Rafael me cogió bajo el ala y supo apreciar mi interés por el dibujo, me apoyó y, sobre todo, me abrió muchas ventanas. No estaba encima ni agobiaba, simplemente mostraba caminos, como el puntillismo, el impresionismo, Goya (el mejor Goya), Picasso, Renoir, Van Gogh.... el los ponía encima de la mesa, como si fuera un muestrario, y ante esas imágenes uno iniciaba un camino.... luego todo eran empujones hacia adelante, motivación... me imagino que otros compañeros no guardarán la misma sensación y les pasaría con otras asignaturas y docentes, pero mi vivencia fue con él.
Recuerdo perfectamente como, al ver que me molaba el cómic, y a él Goya, me propuso "haz un cómic de Goya", y claro que lo hice.... trabajé mucho el trazo abierto y valiente con ceras en montones de dibujos impresionistas y, cuanto menos realistas eran, cuanto más llegaban a la abstracción, más atención les prestaba, me divertí buscando la emoción con el color y la textura, me encantó profundizar en toda la línea previa al puro cubismo de Picasso, con aquellas hermosas redondeces femeninas que, aún hoy, veo en sus esculturas.
Encontrarme con él en la exposición que presenta en el Centro Joaquín Roncal (Zaragoza) ha sido entrañable, me encontré con el mismo tipo, emocionante y con humor imposible, rápido y dinámico.... se ha caído el pelo de los dos pero el espíritu y la química no perdió empuje.... reconocí en su trabajo al Ochoa de siempre.... en las formas femeninas, en el romanticismo, la naturaleza, el erotismo, en el estilo de los hermanos Ochoa y ese toque kitch tan especial con esos espejos tras las esculturas meticulosas.... me encantaron especialmente dos piezas, un Centauro y una mesa formidable.
Pero lo mejor fue el encuentro y la tertulia.
La conversación ha sido memorable para mi, de veras... y, cuando ya me despedía, una rápida mirada a su vestimenta me produce un shock con una formidable corbata de madera.... Rafa, sigues abriendo ventanas en este veterano publicista, desde aquí gracias por todo, si estoy donde estoy es, en parte por aquellos empujones motivadores que me diste hace ya casi 40 años, espero poder volver a compartir conversación y reflexiones otra vez frente a una taza de café o lo que sea menester.
Qué bueno. Lástima, no recuerdo la moto (me joroba). Una vez nos sacó al patio a dibujar y le pinté una morera azul, y efectivamente, lo celebró. Tenía una perspectiva ultramoderna para la época. Un día empezó la clase y preguntó para que adivináramos qué trabajo nos iba a pedir hacer. Se cabreó como un mono porque no supimos pillarle las pistas. Era dibujar el movimiento.
ResponderEliminarAbrazos mein Freund
Pues si quieres compartir algún momento con él lo tienes en la expo del Roncal, abrazos
ResponderEliminarMuy bonita historia, la he leído con interés aunque no conozco ni al Profesor Ochoa ni a tí personalmente.
ResponderEliminarPor cierto, hablar de "el mejor Goya" es hilar muy fino, para mí todo lo suyo es sublime, tanto sus retratos y sus pinturas costumbristas como su última época con las pinturas negras, que, creo, es por donde van los tiros.
Saludos,
Juan
Bueno, cuando hablo del mejor Goya hablo del Goya que me parece más interesante, especial e innovador.... y el maestro paisano, en mi opinión, se hace sublime cuando se encierra en sí mismo, enferma y empieza a distorsionar y huir del mundo.... el Goya brillante de la corte y el primer Goya es una gran pintor, pero no un genio. Para mi, grabados, pinturas negras, brujería, retratos de amigos, autorretratos canallas... ahí es donde adelanta 100 años la pintura.... pero ya te digo que es una opinión personal....
ResponderEliminarPara mi no todo Goya es sublime... pocos artistas por no decir ninguno considero que tengan una obra sublime en su conjunto.... pero sí considero sublime el último tercio de su obra.... quizás Velázquez se acerque más a un pintor completo en todo su recorrido, o Palladio en arquitectura.... no se.... a Picasso lo considero una avalancha continua, gran debate....
Pero bueno... lo importante es que si uno tiene una cierta vocación por algo, que en periodo de formación encuentre a una persona que apoya, empuja y motiva, pues es una gran suerte, no?
un abrazo Gog
¡Tomo nota! Cuando digo todo, me refiero por supuesto a todo lo que conozco, que es la mitad de la mitad de lo que tú conoces. Me considero un lego en la materia.
ResponderEliminarMuchas veces es eso, encontrar a alguien que te introduzca en el tema y te deje desarrollar tu propia visión. Saber cosas sobre un autor o una obra -que te la "expliquen"- ayuda a valorar lo que estás viendo. Muchos museos lo intentan con sus textos, folletos, libros o incluso visitas guiadas y algunos lo consiguen, pero tener un maestro que te guíe durante un tiempo prolongado es impagable.
Suerte la tuya.
Saludos,
Juan
Te recomiendo que leas la historia artística de Goya, es apasionante, hay buenos libros al respecto.... como apasionantes son las de otros artistas legendarios, Velázquez, Miguel Angel, Leonardo (apasionante), Caravaggio, Rembrandt.... en fin.... las artes sobrevoladas son maravillosas, pero cuando profundizas en los porqués, en los recorridos y en las emociones que buscan sus trabajos, uf, puedes llegar a apasionarte por alguno de ellos....
ResponderEliminarsaludos
Antonio, Soy Emilio. Antiguo ex alumno y amigo tuyo y de tu hermano Arturo. Nunca coincidimos en clase., Si en conciertos como el de Messer chups y en ferias e inquietudes q teníamos o tenemos los freaks del espectáculo q es la vida. Coincido plenamente en q Rafael Ochoa llevo el color a esa etapa en blanco y negro y nos dejó aprender a vivir como verdaderamente cada uno entendía todo esto. Para mí, q he seguido su obra fue un avanzado a su época y supo dar lo más importante en educación (en esa época, tan distinta), libertad y como dices muy bien abrir ventanas, la sociedad de entonces las cerraba. Añado q aparte de su dominio en las artes plásticas,tenía un gusto musical q luego nos ha dado grandes momentos en la vida. Siempre a su disposición Sr. Ochoa y gracias por entender todo diferente a lo q se nos enseño. A ti un fuerte abrazo amigo. Seguro q nos vemos por algún evento q antaño eran casi censurados.
ResponderEliminarEmilio, un fuerte saludo y me encanta compartir sensación con Rafael Ochoa. Sinceramente le debo mucho. ¡Qué importante es encontrarte, cuando eres un chaval, con un profesor que te de seguridad, ganas y energía!. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarHe encontrado este comentario y este blog por casualidad. Yo fui alumno de Rafael Ochoa y para mí también fue una ráfaga de aire limpio dentro de una atmósfera viciada y casposa. En mi caso también incentivó que expresara sin miedo, que no me limitara a mí mismo, y utilizó para ello el canal que dominaba, la expresión artística, y sobre todo, libre.
Para mí fue una persona especial en mi infancia y me ayudó mucho más de lo que quizá pudo creer. Recientemente coincidí con él en una calle de Zaragoza, 40 (y pico) años después del momento en que fui su alumno (soy del 69), y me recordaba, no me reconocía, claro, pero recordaba al niño que fuí; pero no sólo a mí, sino mis dibujos y pinturas con ceras y acuarelas/temperas.
Escribo esto aquí como reconocimiento y gratitud por haber coincidido con él. El y Carlos Sebastián fueron las personas que me alegro de haber tenido como maestros.
Gracias por tu comentario querido amigo agustiniano. Yo creo que estaba y está en sus genes impulsar, ayudar, motivar e inspirar a sus alunmnos, que es lo que siempre tenía que hacer un profesor. Me alegra tu comentario de Rafael, un saludo.
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