Georges Méliès fue uno de los afortunados que asistió a la primera proyección cinematográfica de los hermanos Lumiére, en París. Tras el evento, el mago-ilusionista Méliès se acercó a Antonio Lumiére para comprarle uno de sus aparatos, le ofreció 10.000 francos de los de entonces, la respuesta de Antonio, que se negó a vendérselo, fue la siguiente:
"AMIGO MÍO, DEME USTED LAS GRACIAS. EL APARATO NO ESTÁ A LA VENTA, AFORTUNADAMENTE PARA USTED, PUES LE LLEVARÍA A LA RUINA. PODRÁ SER EXPLOTADO DURANTE ALGÚN TIEMPO COMO CURIOSIDAD CIENTÍFICA PERO, FUERA DE ESTO, NO TIENE NINGÚN PORVENIR COMERCIAL".
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