La verdad que es delicioso visitar una fábrica del XIX en funcionamiento, en un estado prácticamente impecable y realizando su trabajo exactamente como entonces. En el pueblecito de Lagoa, al sur de la isla de Sao Miguel, está la vieja Fábrica de Cerámica Vieira, un negocio familiar que sigue en pié.
No están muy actualizados, es como sino les interesara el Siglo XXI, se escuchan las sumadoras analógicas en la oficinas decimonónicas, el anciano propietario pasea por las estancias, los productos están fuera de tiempo y lugar. Hacen cosas muy bonitas, todas moldeadas y pintadas a mano, con enorme lentitud, casi con pausa. Puedes entrar tranquilamente en toda la fábrica, nadie te dice nada, todo el mundo te sonríe o simplemente te ignora.
Un bonito momento para poder enseñar a las nuevas generaciones como las personas fabrican las cosas desde la nada, como las moldean, pintan y hornean.... simplemente una maravilla.
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