viernes, 11 de agosto de 2017

BARRER

Interesante lo del famoso cartel de la CUP. Siempre se dice que hay que conocer las cosas para que, cuando es necesario, no vuelvan a repetirse. La publicidad (en este caso vieja propaganda) y el simbolismo visual siguen teniendo su inesperada presencia.

Es increíble que, en 2017, tras lo vivido en el siglo XX, el desastre del bloque comunista, la comprobación empírica de la deriva a la que llevo a todo el este de Europa su impositivo régimen, se estén utilizando sus imágenes como un gran referente político (como elemento decorativo y de diseño siguen teniendo mucha fuerza). 

Entiendo que las personas que están detrás de estos temas son jóvenes, imberbes y funcionan con las tripas, porque sino es de difícil comprensión. Utilizar un cartel leninista, como sería utilizar uno nazi, franquista o de la revolución cubana comunica más por el continente y el concepto que por el contenido, han cometido un enorme error porque les posiciona. Además, si en el contenido manejas un tópico manido, infantil, totalitario hecho para las entonces pobres e incultas (y analfabetas) capas proletarias sociales de la antigua Unión Soviética el resultado es un esperpento digno de Valle Inclán.

Si no piensas como yo, fuera de mi calle. Recuerdo aquellos tiempos a finales de los 70 en Zaragoza, donde grupos de ultraderecha apaleaban a los despistados.... "fuera de esta calle", y daban candela soberana al que veían con una chapa en la solapa, ropa cómoda o simplemente tomaban una cerveza. No podemos volver al "si no haces lo que digo te quemo el negocio", o sea, la lucha armada en la calle.... pensar en eso en Barcelona es de sainete, roza la parodia.

Son cuatro gatos y los medios todo lo recogen, estamos en campaña, pero todo esto no es digno de un país moderno. Tecnicamente, como ejercicio de comunicación, es un disparate.

Los que barren se posicionan.



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