MI VIDA ENTRE HORMIGAS

Ayer, rodeado de un querido grupo de amigos, disfrutamos del visionado de este documental, "Mi vida entre hormigas", un recorrido por la historia de Jorge Martínez y de "su" banda, Ilegales, todo un referente en la escena de la música de los 80.

Siempre he respetado a Ilegales, los vi un par de veces en su momento de esplendor, cuando era un chaval, y siempre había trifulca entre el personal, era una banda de "malos" y su música, sin duda, incitaba a darse de ostias con el de al lado, como pasa con Rage against the Machine, jajaja.

Hay una cosa que siempre me encantó de ellos, su limpieza y pulcritud ténica. No me convence la voz de Jorge, es siseante, extraña, poco adecuada (aunque diferencial), pero sí las letras y robustas canciones, tan dolientes, doloridas y punzantes.  Los dos primeros discos son magistrales, y sigue viviendo de aquello, dos discos (principios de los 80). El tipo supo extractar con inteligencia las influencias que venían del Reino Unido, donde las bandas post-punk, new-age y demás, mezclaban sonidos venidos de África, ritmos del Caribe, haciendo mixtura entre el punk, el ska, los ritmos tropicales, todo eso integrado en una ciudad industrial dolorida como Gijón, pues da como resultado algo estimable. No hay más que ver sus pintas en aquel entonces, con el stick de hockey, digno de cualquier grupo de Quadrophenia o la misma Naranja Mecánica.

Me gustaban porque eran valientes, hirientes, alejados de las moñadas madrileñas, duros de narices, muy técnicos, portuarios y sonaban como un power-trío cristalino... entonces se veía gente como Ilegales que insultaban y promulgaban el ataque, otros como Decibelios descabezaban gallinas, otros hacían alegorías de extrema derecha en el escenario, otras decían que querían ser putas y sacaban a una monja crucificada.... todo era mucho más fresco, vivo y auténtico.... ahora estamos agilipollados por este buenismo imbécil y no se dan cuenta que sabemos discernir entre lo que es un show y una filosofía vital, veíamos a WASP crucificar a una monja y destriparla pero por ello no íbamos quemando monasterios, je.... bendita época gloriosa.

Tuvieron mucho éxito y arrasaron con lo conseguido, ahora son una sombra. Me encantaba el proyecto que sacó Jorge con Los Magníficos, pero demasiado elitista y valioso para un país de reguetón, despacitos y moñadas, cómo es éste. El tipo es inteligente y buscador de orígenes, historias, sonidos, de lo auténtico.... una especie de Auserón pero hooliganizado y desvariado.

Me gusta el personaje pero más me interesa la persona. Esa agresividad que enmascara un hombre muy emocional, que busca en cada pared recuerdos agradables, que colecciona soldaditos de plomo, guitarras y pasea solitario con una chupa descatalogada. El vídeo desparrama el personaje y entra pocas veces en la persona, je, es listo y quiere relanzar presencia, ojalá lo consiga porque no hay muchos elementos como Jorge Martínez, pero viendo cómo vive en ese piso con la nevera llena de moldes de soldados de plomo y pasa los lluviosos días asturianos en esa vieja casa palaciega llena de filtraciones y paredes desconchadas no puede más que aparecerte una sonrisa algo romántica en la cara y desear que vuelvan a campar a sus anchas en lo escenarios gente como Jorge Ilegal, Auserón, Gurruchaga, Germán Coppini (DEP), Eduardo Benavente (DEP), y algún otro.... pero ese clima ha muerto.