Además de ser una deliciosa satisfacción, me resulta maravilloso poder asistir a esta exposición. Por dos motivos.
Uno, ver originales de George Herriman, el creador de mi personaje preferido de los tebeos, Ignatz the mouse. La sencillez del pincel y la plumilla, la expresividad de sus personajes, la creatividad inusitada anticipada a su tiempo e influyente en todo lo posterior, incluido el propio Walt Disney, un conjunto de sensaciones muy emocionantes, jamás conté por poder ver material original de Herriman.
Dos, que el Reina Sofía dedique cuatro salas a un dibujante de tebeos dice todo sobre el cómic, que ya se ha convertido, con total merecimiento, en expresión artística de primera división.
Poder pasear por las salas del Reina Sofía viendo estos delicados originales, llenos de gracia, talento, desternillantes momentos e icónicas viñetas, es una maravilla. Si pueden, vayan ustedes.... luego, si les da tiempo, pues tienen por ahí pintorcillos como Picasso, Dalí y otros secundarios.
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