domingo, 27 de mayo de 2018

CÓDIGO DEONTOLÓGICO

Anteayer en Barcelona, ante mi sorpresa, me encuentro con una valla de propaganda política en el mobiliario urbano de la ciudad, en concreto en los pasillos del Metro. Hay una estricta norma publicitaria sobre las publicidad de este tipo en los espacios municipales, de hecho, sólo en el Buenos Aires de la era Kirschner, o en Santiago de Cuba, me había encontrado con este tipo de materiales en la estática de la ciudad.

Creo que no se está actuando con rigor por parte de las instituciones barcelonesas al respecto, tampoco se está actuando con rigor ante un anuncio que expone publicidad engañosa y pretende crear opinión sobre un asunto que se dirime en los juzgados.

La gestión de la propaganda es una herramienta básica de las tendencias nacionalistas, legendaria. Analicen la pieza. Ubicada en el metro de Barcelona, en una esquina estratégica, cerca de la estación de Sants, en castellano, sobria, sin estridencias, intentando parecer institucional, con la disposición de marcas ordenada, nada de antisistema, intentando ser comedido en la forma pero profundo en el fondo.

Estoy a favor de la libertad de expresión, que peguen los carteles que quieran, tienen todo el derecho, pero utilizar canales municipales, que han sido pagados con el dinero de todos y que están suscritos a un riguroso (o deberían) control de los mensajes, es muy lamentable.


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