Todo un clásico cierra sus puertas. Mucha historia en su planta baja. El mejor café de la zona y dos majos tipos como Amadeo y Tomás, camareros de camisa uniformada y sobrio trabajar que pasan a un merecido descanso. EL viejo Derby, con ese tono de whiskería de los 80 reconvertido en bar de desayuno se despide del escenario zaragozano.
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