He estado, durante muchos años, cerca de las gentes del deporte en esta comunidad. Baloncesto, fútbol, voleibol y balonmano centraron el discurso los últimos 20 años. He conocido a mucha gente, jugadores, técnicos, dirigentes...
Pero de todas las personas que han pasado por este camino muy poquitas han dejado huella. Después de tanto tiempo te das cuenta de la urgencia con la que se vive el deporte, la necesidad diaria de éxitos, la falta de memoria, lo frugal de todo.
Conocí el mundo del balonmano al lado del CAI Balonmano Aragón. Fueron unos años maravillosos juntos a unas gentes excelentes, vivimos grandes éxitos y aparecieron en mi vida jugadores muy especiales, nada divos, atlétas impresionantes, y un puñado de gentes valiosas en la dirección.
Pero si con alguien he mantenido una relación cercana, honesta, de amistad y cariño, ese ha sido Óscar Mainer. Un enorme jugador reconvertido en gestor y directivo. Persona con una humanidad impresionante, todo era sencillo, todo era apoyo y vínculo, siempre lo hicimos fácil y nuestras acciones se contaron por éxitos de abonados, público y notoriedad.
Hace poquito hablaba con él, sabiendo del proceso en el que se encontraba, hoy nos deja y con él me queda un hueco importante en el legado histórico y personal de estos años.
Con un par de personas inolvidables más, Óscar es lo mejor que me he encontrado en esta ya veterana y dilatada trayectoria de acontecimientos que es la vida profesional en relación con el deporte de élite. Desde aquí mi cariño a la familia y mi humilde homenaje a un buen amigo que echaré de menos.
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