lunes, 12 de noviembre de 2018

STAN LEE

Siempre he pensado que Stan Lee era una especie de Walt Disney pero barriobajero, de la costa este, de callejón.... más de Gene Colan que de Mickey Mouse.

No era dibujante, era un inmenso y apasionado creativo. No hizo viñetas, contaba historias, y ese era su afán, crear universos. Además de hacer salir de la tinta a los 4 fantásticos, Spiderman, o tantos otros, tenía la capacidad de impulsar a los grandes creadores de los que se había rodeado, gente como Ditko o Kirby, más tarde los Romita o Buscema, pero esos ya eran otros tiempos. 

Inventaba historias, esbozos, los pasaba al creativo y luego, bien construidas las viñetas, integraba el verbo con sabiduría. Supo hacer algo maravilloso, que es bajar al superhéroe al tipo común... con sus problemas, amoríos, suspensos universitarios o miserias mundanas.... Steve Rogers, viviendo en una pensión.... Peter Parker, en un cuartucho neoyorquino viviendo con una tía, los problemas internos de Ben Grimm.... la lucha inacabable de Bruce Banner.... en fin.... sacar el lado humano (ahora perdido) de los personajes de trajes de color.... alejados de esos grandilocuentes Superman o millonarios Batman.

Pero, tras vuelta de tuerca, también fue capaz de tirar de la mitología, ayudado de papá Kirby.... trajo Asgard a pié de tierra, a los Eternos, a las personalidades inconmensurables, mucho mucho más inconmensurables que el propio Superman, como Galactus, Odín, o mis preferidos, Los Celestiales... en fin. Casi todo salió de las mentes de los dibujantes, pero estos siempre necesitan un aglutinador, un impulsor y un tipo que sepa sacar a la luz todo ese talento..... y reconocerlo.

No hay sustituto para Stan Lee, como no lo ha habido de Disney (siguen tirando de su maestría y de su nombre).... El bueno de Lee, eso sí, ha podido ver el resurgimiento milagroso de sus criaturas... alejadas de esa bonita y adecuada psicología del Bronx, si, pero vivos al fin y al cabo, y ofreciéndoles suculentos réditos y el cariño popular, que casi es lo más importante.

Hasta siempre señor Lee, y ya sabe, Excelsior!


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