Un espacio pequeño, sencillo pero con encanto, incrustado en la bodega de un viejo edificio de la zona de Bastille en París, pegado al río. El Museo de la Magia y de los Autómatas está regido por cuatro personajes salidos de una feria de circo, tal cual.... la cajera parece una pitonisa, un orondo tipo calvo conduce a la chavalería de aquí a allá, un estrámbotico personaje con el pelo desencajado y cara de loco controla, grita y bromea con todo lo que se mueve y, finalmente, un mago con piel cerúlea, casi de cadáver, hace sus trucos en un pequeño escenario, mandando callar a los niños, con una frialdad digna de un zombie.
Además, máquinas, juegos, vitrinas dedicadas a Houdini, Meliés, extraños trucos, espejos locos, una máquina de una adivinadora y una sección de autómatas. Pequeño, humilde, alejado de las brutales exposiciones norteamericanas, pero una divertida y única experiencia.
Estaba totalmente prohibido hacer fotos, pero no he podido reprimirme.
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