Llegada a Chicago para vivir una nueva experiencia, llena de arquitectura, historia, diseño y música. La ciudad te recibe de una manera diferente, con un frío intenso y una profunda decadencia de hierro, mucho hierro, ladrillo, trenes de metro que respiran acero, muelles y cadenas... es todo como salido de 1930. Todo ello le da un tono y una pátina únicos. Llenos de neón, bombillas, estilo, gente excelente (todo el mundo es amabilísimo), y perspectivas imposibles.
Los brutales edificios de ladrillos de principios del siglo XX son, simplemente, abrumadores. Parece vivos, son intensos, alejados de las frágiles y acristaladas estructuras actuales. Su decoración en bajo relieve con detalles art decó, neo gótico, le dan ese toque GOTHAM city que tan bien queda en el cine.
Un primer paseo por Michigan Avenue, Ohio, Clark, y las calles de Little Italy ya quitan el aliento. Mucho por ver y conocer. Aquí nació el concepto de rascacielos, aquí surgió la Escuela de Chicago, murió Dillinger y la Ley Seca tuvo su fortín.
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