jueves, 8 de agosto de 2019

FLOTSAM & JETSAM (7/8/2019) BAR UTOPÍA, ZARAGOZA

1985. Salgo de mi casa en chanclas y paseo Gran Vía arriba, 30 grados a las 10 de la noche. Me acerco a una zona de viejos bares de la ciudad, entre Bretón y Corona de Aragón. En un callejón oscuro un par de luces señalan la puerta del bar donde 4 o 5 personajes se avientan unas cervezas, algunos de ellos sentados en el escalón. Entro, taquilla hecha con una mesa, un personaje me coge el ticket y lo rompe en una esquina, como si fuera el cine Fleta, barra del bar y angosto pasillo poblado de calvas amelenadas, canas y tripas cerveceras. Alguna walkiria cincuentona pasada de peso y glamour. Dos terribles pilares del edificio convierten el siguiente tramo en una ratonera donde se encuentra la mesa de mezclas, tras ella, un miserable hueco donde caben 45 personas malamente y un escenario bajo y pequeño. No quiero ni pensar dónde se cambian los artistas, en el almacén, no queda otra.

Salen Flotsam & Jetsam, AK, el pequeño Michael Gilbert, Jason, Ward y Nielsen. Bajista y guitarra casi sin espacio. Y empieza el show, sonido que se mezcla, audiencia cervecera y habladora, ansiosa de speed, thrash y viejos temas, AK que no puede lucir su voz porque no se escucha un pimiento, luces indignas a la altura de unas fiestas de pueblo de 300 habitantes... y pese a todo, salen adelante. Típico concierto de los 80, analógico, rudo, sucio, vivo e intenso como un ensayo de local, pero turbio y poco cuidado como entonces, pese a la categoría de la banda. Caras profesionales de los de Arizona, cumplidoras, pero sabedoras de su decadencia, de su olvido como banda, de su pérdida del tren de los grandes, injusta situación, pero es el rock. Pasamos entre varios temazos de los 90 y los 2000 (discos injustísimamente tratados) y petardazos de speed de 1983, 84 y 85 que calientan a la peña.

No, no es 1985, es 2019, y apenas nada ha cambiado en un evento de estas características, la audiencia quizás, barriguera, habladora y aburrida, porque la banda sigue dando el callo.

Flotsam and Jetsam nacen en 1981.... y un par de años más tarde se les une una tal Jason Newsted (Metallica) y AK. Tocan con bandas enormes, en 1986 sacan su primer disco, exitazo thrash. Telonean para Megadeth o King Diamond. A principios de los 90 abandonan el camino speed y thrash y entran en un heavy metal muy muy bueno, con grandes trabajos, grandes composiciones, un AK en esplendor vocal (gran voz la del frontman). AK se fue de la banda cansado de no encontrar el éxito, que ya no llegará, tenía su proyecto country, pero nadie más que él puede ser el cantante de F&J y vuelve al combo, hasta hoy, luces y sombras, live en Japón, festivales y baruchos.

En 1981 se fundan varias bandas, Metallica, Anthrax, Slayer... y Flotsam & Jetsam, que son la banda maldita de una generación que llena estadios. Ellos tocan en bares humildes de ciudades como Zaragoza un 7 de agosto, que injusto y paradójico es el mundo de la música. Y es una pena, porque son mucho mejores que Megadeth, más talentosos que Slayer, muchísimo más auténticos que Metallica, pero habrán tomado, seguramente, decisiones que les mantienen en la furgoneta de pueblo en pueblo. De todas maneras, es una gozada vivir una experiencia así, tan auténtica, tan genuina, tan analógica e intensa, es como asistir a un ensayo, como retroceder a aquella Zaragoza de 1985. Mi enhorabuena al sencillo promotor que ha tenido la sensibilidad de darles luz y espacio a los viejos metaleros de Arizona.



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