domingo, 6 de octubre de 2019

ALCATRAZZ (5/10/2019) SALA LÓPEZ, ZARAGOZA

Antes de nada, mi agradecimiento a Tomás Perry, de Sala López, por su amabilidad. Nos habíamos quedado sin tickets para este concierto y Tomás fue tan amable de conseguirme, gracias Tomás.

Bueno, que se presente Alcatrazz, una banda mítica maravillosa, en nuestra ciudad, es siempre digno de destacar. Graham Bonnet es uno de los mejores cantantes que ha dado la historia del hard-rock, y su pechera está llena de más medallas que un general de división ruso. Cumplidos 72 años, el británico se acercaba a la pequeña sala zaragozana flanqueado por Jimmy Waldo, teclista y miembro fundador en 1983. Joe Stump es un gran guitarra, francamente rápido y con un estilo similar al de Yngwie Malmsteen, su banda es Reign of Terror, y ha sido profesor en Boston, en el Berklee College del que han salido tantos genios. Stump, con casi 60 años en sus alforjas, se presentaba con un pelo a lo Nikki Sixx digno de los mejores estilistas angelinos y más negro que un jovenzano de 20 años.... eso sí, tocar toca lo que quiere. Mark Benquechea a las baquetas, un californiano que ya viene de la Graham Bonnet Band, y Beth Ami Heavenstone al bajo que es, creo, la pareja de Bonnet.

Como puede apreciarse con ese guitarra y Bonnet a las voces se espera caviar del rico. El cantante salió justito físicamente, tiene un grave problema de espalda que le obliga a operarse este año lo que le impide permanecer de pie, y hace el concierto sentado. Le deseamos lo mejor, una buena operación y una mejor recuperación.

Las canciones que empezaron a sonar son soberanas, inolvidables y máximas.... tras ella está el espíritu de Malmsteen, Steve Vai, Impelliteri y tantos otros.... Bonnet, como hombre inteligente, siempre se supo rodear del talento que lo convirtió en un cantante exponencial, y Stump sale más que sobresaliente de tan exigente reto. Pero, ay amigos, Bonnet, en mi opinión, no canta, suena un playback imponente acompañado por micrófono abierto libre que el apoya con inteligencia. Creo que le vi varios renuncios, varios alejamientos de micrófono sin modulación y unos más que sospechosos puños constantes agarrados al micrófono que le tapaban la boca en la mayoría de los cortes.

Me dio mucha pena. Puedo soportar a algunos que ya no llegan, como Coverdale o Stanley, a otros que hacen lo que pueden, incluso con resignación, pero cuando no hay verdad ni sentido, por muy buenas que sean las canciones, el sentimiento es de vacío. No se si la audiencia supo ver este sinsentido, había veteranos espectadores que seguro vieron la chamusquina reinante, yo tenía un poquito de prisa pero, al cuarto corte, abandoné la sala. Podía haber aguantado más, pero esas pilas de cedés firmadas y ese anciano de 72 cantando en playback (alguien que ha sido un referente) me empujaron a la calle, quiero demasiado a Hiroshima mon amour como para quedarme con ese legado en la retina.

Una de las voces más prodigiosas de la música, Camilo Sesto, practicamente perdió la voz. Sus desafines y sus exigentísimas canciones (como son las de Bonnet) le empujaron a, tras intentar un disco en directo, con horrendo resultado, desestimar volver a cantar y, reconoció en su último disco sinfónico, que las pistas eran las de los 70. Bonnet ayer sonaba como en los discos, sin mácula, se alejaba del micrófono y no había diferencia, terminaba tarde los fraseos, o pronto y, caray, sus canciones son de tal exigencia que se notó muchísimo.

Seguiré escuchando sus enormes trabajos, es historia del rock, pero ayer nos la metió doblada.


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