Dice la historia que, en esta chocolateria turinesa, se inventó la tableta de chocolate. Deliciosa en exterior e interior (lástima ese toldo), conserva su rico artesonado en carpintería. Es uno de los múltiples comercios turineses protegidos, sea el producto original o no para el que se creó el motivo de su actividad comercial actual, de hecho te encuentras tiendas de ropa con elegantes rótulos de venta de semillas, o de relojes.
Es una buena solución la de proteger por lo menos las fachadas y si es posible los interiores, como cuentas... ya que cierra la tienda centenaria de relojes pues la franquicia que venga después tenga que respetar el establecimiento. Algo es algo. Así se evita la estandarización y que todas las ciudades parezcan iguales.
ResponderEliminarDe todas formas aquí en Zaragoza ya perdimos nuestra oportunidad.
Está sujeto a normativa en múltiples ciudades en Italia, desde Siena a Florencia, desde Nápoles hasta Torino, porque adoran sus constumbres y comercio tradicional. Aquí somos una panda de incultos desastrosos, sólo un puñado de personas dan valor a una barra de bar de mármol o a un sabio camarero de chaquetilla y pajarita....
ResponderEliminarYo asisto atónito y triste a la muerte comercial de una ciudad, mi ciudad....
abrazos