Por fin el Kahala. Había leído y conocido sobre este local pero nunca lo había visitado. A finales de los 60 y principios de los 70 hubo una pequeña explosión de locales TIKI en España debido a la presencia de norteamericanos en la península y la moda del momento. El Kahala fue el primero que se abrió en Barcelona y, gloriosamente, sigue abierto e igual que en 1971. Una bonita y clara fachada, un hall con puente y fuente polinesia que emana frescor y evoca un lugar inhóspito y adentro. Situado en la Diagonal.
Peceras con “pirañas”, suelo ad-hoc, mobiliario de bambú, lámparas maravilosas con motivos del pacífico y diversos animales, distribución a modo club, como debe ser, jarras personalizadas y maravillosas, unos fabulosos cartelitos de “reservado” con capa glow in the dark que permite verse en la penumbra, servilletas y materiales hechos para el local. La barra es una maravilla, con unos motivos estilo escudos de tribu fabulosos. A todo ello se une una atención exquisita por parte de los empleados, unos muy buenos cócteles, con humo incluido y agradable conversación. Han permanecido varios meses cerrados por la pandemia pero ahora, tras su reapertura se cuentan por llenos cada noche. Además han abierto, pared con pared, un local de comida tiki que es perfecto complemento a las copas creativas que se sirven en este espacio único.
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