Este edificio, situado en pleno Paseo Ruiseñores, es un magnífico viaje a los años 60 de la mano del arquitecto navarro Enrique Delso. Hay enormes referencias a las modas de este década, todas ellas mezcladas en un coctail casi polinesio. Mampostería, fachada en curva ajustada al recorrido del propio paseo, un puente japonés con pequeño estanque poblado de peces de colores, muy bonitos apliques que mexclan la textura industrial del hierro y la evocación de la naturaleza, un garage muy racionalista con el clásico aplique de coche de principios de siglo y un extraordinario y escondido ante-hall, con suelo pseudo ajedrezado y decoración ecléctica.
Hay una piscina en el ático con pagoda incluida (fotografía del blog: https://zaragozaarquitecturasigloxx.com/2017/09/11/edificio-ruisenores/).
La pena es que en su solar existían una buena colección de viviendas palaciegas de principios de siglo que fueron derribadas sin ninguna contemplación.
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