El cine es emoción. Todos hemos vivido una intensa relación con las salas de cine, como es este caso, porque en ellas hemos vivido grandes emociones gracias al visionado de historias maravillosas. Eso marca y genera un vínculo con el espacio, porque es un lugar donde hemos sido felices. Si el lugar, además, es bonito, ensoñador, evocador, acompaña la belleza de la cinta con el olor intrínseco de las palomitas recién hechas, la bonita decoración arquitectónica de templo del cine, el confort de un visionado centrado y sin distorsiones, es una ceremonia.
Por eso es muy triste ver como estas iglesias de la emoción, donde tanto hemos disfrutado, no son aprovechadas de una forma cultural, porque los espacios en sí ya vienen con un legado detrás, son un mensaje en sí mismas y convierten, a lo que ahí sucede, en algo distinto, superior. Esto es un mercado libre y cada uno puede de hacer con las cosas de su propiedad lo que crea conveniente, deberían ser las instituciones, mezquinas, frías e incultas, las que intentaran salvaguardar estos lugares, patrimonio cultural de la ciudad. Pero estos andan en guerras de silla y poltrona, estas cosas ni las entienden ni les importan. No tienen sensibilidad ni visión con palacios renacentisas, como el de Fuenclara, o patrimonio insdustrial como la Imprenta Blasco o Averly, van a tenerla con el pobre Cinema Elíseos.
Una pena sin duda. Nada tengo que decir en contra del propietario de esta local que, de forma lícita se busca la vida (y bien que hace) y alquila un espacio mítico a una empresa de comida basura, como es McDonalds. Por lo menos, la multinacional norteamericana, me consta que le da un valor patrimonial a la arquitectura e intentan integrarse y salvaguardarla, algo es algo, pero el mensaje es doloroso para los habitantes de Zaragoza.
De poder ser un lugar maravilloso, una filmoteca sublime, en el centro de la ciudad, un ejemplo para Europa y España, a convertirse en un jodido fast food. Zaragoza, ciudad de cine?.... tururú.... en estas cosas es donde se ve el auténtico talante de la ciudad, en esos detalles, en los hechos, no en la palabrería. La Antigua Escuela de Artes?... un KFC de pollo rustido?
La última peli que vi en Elíseos fue una experiencia maravillosa, nada más y nada menos que "La Gran Belleza" de Sorrentino.
Pues de eso, a una hamburguesa barata.
Reflexionen ustedes sobre la sociedad en la que nos estamos convirtiendo, porque merece la pena. Que desaparezcan cines, lugares de encuentro con la cultura y sean sustituidos (en la misma acera de la avenida) por un 100 Montaditos y un McDonalds es para meditar.
Por eso en nuestra ciudad no existe ninguna cafetería centenaria, ni el Ambos Mundos ni el Espumosos clásico. Por eso no existen palacetes en Sagasta o Ruiseñores. Por eso no tenemos comercio centenario alrededor del Mercado Central. Por eso tenemos tan pocos techos mudéjares en la ciudad. Por eso ya no tenemos una de las mejores bibliotecas de Europa. Por eso se derrumban los edificios bicentenarios del Barrio de Jesús y el Casco Viejo. Por eso comemos hamburguesas baratas en vez de cine de culto.
Eso sí, como venga un tipo y coja algo de nuestra basura para ponerlo en su museo de Atlanta o Barcelona, lo lapidamos en la plaza del pueblo y nos dejamos la vida y la sangre en recuperar nuestra basura.
Nuestra basura es nuestra, que nadie la toque y la tiramos porque nos da la gana y antes de que otro la ponga en valor preferimos destruirla.
Muchisima pena da todo esto Antonio. Se podía haber negociado que volviera la filmoteca al Eliseos o darle alguna salida digna.
ResponderEliminarsto es impresentable y triste, esto baja la autoestima. Abrazos
ResponderEliminarHoy he leído en Heraldo que han arrasado con el patio de butacas.
ResponderEliminarNo esperaba otra cosa, acabaron con las butacas de Los Certales del Teatro Principal no lo van a hacer con las del Elíseos.... fuck!
ResponderEliminarSuma y sigue... ¿Que nos va a quedar que nos diferencie del resto de ciudades "fabricadas en serie"?.
ResponderEliminarQué asco...
NADA.... un abrazo
ResponderEliminarEsta ciudad prefirió gastar millones de euros en la construcción de “emblemáticos “ edificios inútiles y vacíos a mayor gloria de una Expo que duró tres meses en lugar de invertir en mantener patrimonio urbano. Por eso no tenemos ni Averly, ni Elíseos, ni tantas otras cosas... pero tenemos un torre hueca, un pabellón puente, y alguna otro millonario experimento arquitectónico. Todo esto con los parabienes de todas las instituciones y entidades públicas y privadas...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Dani.... pero, como tú bien sabes, conservar Averly y el Elíseos es trabajo y no llena los bolsillos de unos y otros, unos las que se las llevan en crudo, y otros que son los que destruyen y construyen.... eso es una cuestión de falta de dignidad, de falta de educación y cultura y de exceso de sinvergonzonería y avaricia... no es más. Abrazo fuerte
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