Acabo hoy mi recorrido por este último fascinante viaje por Francia, y no puedo evitar escribir unas líneas sobre este gran país, tan cercano y tan lejano para algunos.
Tenemos muchas cosas que aprender de los franceses, cosas que ellos aprendieron de los británicos, no nos engañemos, sobre todo en lo relativo a la conservación de su patrimonio, del entorno natural, de lo orgánico y de lo histórico. También de su filosofía de reciclar objetos, ya no tanto para ganar dinero, sino para darles un nuevo uso y renovar sus hogares.
Ellos también admiran muchas cosas de nosotros, me consta por las varias conversaciones que he mantenido este tiempo allí, como es la flexibilidad, la capacidad de diversión, el contínuo movimiento (aunque sea caótico) en el que está nuestro país, nuestra gastronomía y precios. No están optimistas nuestros vecinos del norte, se ven un poco viejos, algo anticuados, encorsetados y cocidos a impuestos. Saben que son únicos y que pocos lugares hay más bellos en el mundo, pero la belleza es sólo parte de la vida, lo más importante es vivir.
El trato ha sido magnífico, las experiencias, memorables. Los lugares, de lo mejor que hay en Europa. Eso sí, la rigidez, los límites, el clima y los precios los tienen un poquito mustios. A mi me parece un país admirable y con el que me gustaría hubiera una sana hermandad, como debería ser con Portugal o la misma Alemania, pero los clichés muchas veces no nos dejan ver más allá de nuestras gafas.
Estoy deseando volver.
Muchas cosas que admirar y aprender de los fraceses. También un gran laboratorio social, religioso e ideológico que tendremos que estar atentos como evoluciona.
ResponderEliminarBueno, desde luego que tendremos que ver qué camino recorren sin duda. Me ha sorprendido el pesimismo reinante, la curiosidad por España, omnipresente, pero cierto hartazgo sobre todo con el tema fiscal... además, excepeto en las muy vitales ciudades, llenas de actividad y reuniones de amigos (mucha mucha farra) me he encontrado con algo de tristeza en los pueblos y las zonas más rurales... bueno, son etapas. Pero cuanto más conozco Francia, más me gusta, pese a que en cada viaje siempre tienes un par de momentos incómodos... pero casi es parte de su encanto, un abrazo
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