viernes, 26 de noviembre de 2021

IRON MAIDEN Y SU SENJUTSU, QUERER Y NO PODER, O YA NO SABER

Iron Maiden es una banda muy querida, un ejemplo curioso y casi único diría yo, dentro del heavy metal y aquel ya lejano NBHM de los 80. Sus primeros años fueron sublimes y de ellos viven, y no está mal que lo hagan. En mi opinión su discografía insuperable se ciñe a esa etapa.... es un ejemplo que ha pasado con otras muchas bandas que, cuando han dejado de apoyarse en productores y talento ajeno y se han centrado en sí mismos, pues han perdido muchísima riqueza musical, Steve Harris manda mucho, demasiado, y el resultado es el que es, mano de hierro para la dama de hierro.

Le pasó a Van Halen, a KISS, Metallica y a muchos otros. Tiene mucho mérito que saquen disco y me alegro mucho que esté siendo un éxito, como lo ha sido el de AC/DC, dos bandas a las que todo se les perdona y casi nada se les exige. Pero para los que venimos del origen, de Iron Maiden en 1980, escuchar Senjutsu es bostezar. Canciones sin riffs memorables, sin armonías evocadoras, lentas, alargadas de forma artificial, llenas de instrumentos, pero sin emoción, bucles de hamster que dan vueltas y vueltas sin enganchar. 

Siempre escucho el nuevo disco de Iron Maiden, siempre lo hago porque lo merecen, pero es doloroso verlos hace ya tanto tiempo sin un disco que digas ¡guau!, es que no hay manera. No espero volver a la gloria, simplemente un ramillete de canciones inspiradas, no un ladrillo escondido entre toneladas de cortinas difusa sin calidad.

La obsesión de Steve Harris y del dañino productor Kevin Shirley por querer parecer cools pero no abandonando los clichés demodés deja el sonido en tierra de nadie. Maiden no es una banda progresiva, nunca lo fue, no tienen calidad para serlo, siempre ha sido un grupo de coros pegadizos, riffs brutales, velocidad y banderas inglesas tatuadas en el pecho, es como cuando KISS quiso ser grunge, no lo hizo mal, pero no era su territorio. Antes rápidos como el viento y con un episodio épico y lento en cada disco, ahora lentos como una mula vieja y sentados en la silla todo el disco. Un teclado lamentable Kamelero de fondo, 3 guitarras nublosas que se molestan las unas a las otras, jugueteos con el viejo folclore, Bruce Dickinson apurado bajando a medio tono porque (y es normal) ya no llega donde llegaba aunque mantiene toda su única y diferencial personalidad, medios solos repetitivos extenuantes, y la base rítimica que ha caído en la monotonía. No entiendo porque tienen que repetir una misma estrofa 30 veces seguidas, no se quien les aconseja tamaño rodillo, si pretenden ganar por demolición, aburren por repetición.

Siempre en mi opinión, es un punto mejor disco que los anteriores (no hace falta mucho para hacerlo mejor) que son muy tristes.... dicen que quieren tocarlo íntegro en el tour, pues que Dios coja confesados a los asistentes, 80 minutos de Senjutsu y todos hara-kiri.

Hay algún bonito momento en Stratego, un par de bonitos sonidos en Day of future past, otro toquecico en darkest hour..... pero te parece estar escuchando siempre una larga, eterna y repetitiva misma canción sin matices. Lo de Death of the celts es death of de fan, The parchment, un bucle repetido mil veces... no acaba jamás, pero jamás.

Lo que tengo claro es que, si cayera en mis manos hoy este disco, sin todo el bagaje anterior de la banda y todas las emociones que conlleva mi vínculo con ella, lo quitaría de inmediato de la parrilla de audición, no me apetece volver a escucharlo, no he sentido emociones ni encontrado nada por lo que hacerlo.

Mención aparte requiere el decadente estilo gráfico que mantienen caiga quien caiga, adecuado para los 80 pero claramente demodé en 2021.... muy respetable sin duda, pero de pobre diseño, se les tiene que exigir el máximo a Maiden. Harris, el inamovible y sus cosas.

Está claro que nosotros no somos los mismos que en 1982, nuestra mirada y nuestros oídos, no se si más sabios, pero sí más veteranos, escuchan las cosas con más exigencia, sobre todo a los grandes referentes. Pero a la vez que hay más exigencia, hay mucho más cariño y se les perdona casi todo, casi todo menos que te den poca calidad y te metan un tostón largo y aburrido. Pero así como me descubro antes las nuevas obras de Yes, Kansas, Cheap Trick, Limp Bizkit o, incluso el último estertor de Van Halen, me aburro sobremanera con las nuevas entregas de Dream Theater, Iron Maiden, Metallica o KISS. Algunos dicen que los fans solo queremos canciones clásicas, falso. Los fans queremos grandes canciones, sencillas o complejas, es igual, pero grandes, de 1981 o de 2021. Que no nos carguen el muerto de su falta de creatividad, talento y de no saberse dejar aconsejar ni rodear de gentes que les podrían ayudar a hacer mejor su trabajo y aportarles esa inspiración, que claramente, han perdido.

Es sólo música, pero hablamos de Iron Maiden. Top 1 de ventas, lo han conseguido, como los viejos y repetitivos AC/DC.... top 0 de disfrute para éste que escribe. 

Como dice de forma muy clarividente un buen amigo mío: "Alabo que unos millonarios tengan hambre compositiva.... pero no tienen inspiración y están muy desfasados". Amén.



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