Intento siempre ir a esos lugares importantes para los muy fieles, como Lourdes, Fátima y otros varios que me he encontrado por esos mundos de Dios, nunca mejor dicho. Son interesantes para ser observados, desde el respeto y la curiosidad. En estos lugares la fé corre a raudales y los euros también. Cientos de tiendas, centros comerciales, hoteles, merchandising y ofrendas de cera en una paisaje bizarro, tremendo, muy kitch, muy brutal.
Me ha sorprendido mucho el tema de las ofrendas de cera en Fátima. ¿Quieres coche nuevo? Vela de un coche. ¿Te falla el riñon? Vela de riñon. ¿Deseas niño, niña? Vela de niño o niña, al gusto. ¿Problemas mentales? Una velica del cerebro. También existe una de un hermoso falo (pregunté de coña en una tienda a una divertida vendedora), que no tienen a bien mostrar en los puestecillos ni tienda, pero que aparece en la lista de solicitudes, eso sí, atesorada en trastienda. Luego, esos ríos de cera se reciclan tan ricamente y todo vuelve a su sitio, no conozco algo más "sostenible. Mister Wax tiene que estar forrado.
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