Inalterable el ademán frente a la tristeza de un pasaje abandonado. Muchos años después de su cierre el viejo kiosko aguanta en solitario.
Durante el pasado fin de semana lo atravesamos, en penumbra, hasta en dos ocasiones; fue complicado explicar a algunos compañeros pulguistas procedentes de otras tierras el porqué del abandono de este espacio en pleno centro de Zaragoza…
Qué maravilla. A saber qué restos quedarán aún en su interior.
Es alucinante que esta pieza arqueológica se mantenga así. Imagino que cualquiera día nos encontraremos que ha desparaceido, un abrazo
Durante el pasado fin de semana lo atravesamos, en penumbra, hasta en dos ocasiones; fue complicado explicar a algunos compañeros pulguistas procedentes de otras tierras el porqué del abandono de este espacio en pleno centro de Zaragoza…
ResponderEliminarQué maravilla. A saber qué restos quedarán aún en su interior.
ResponderEliminarEs alucinante que esta pieza arqueológica se mantenga así. Imagino que cualquiera día nos encontraremos que ha desparaceido, un abrazo
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