Con esto de que ahora todas las cosas tienen que tener un relato se está creando, siempre en mi opinión, una cultura de la falsa sofisticación en las experiencias de consumo, con explicaciones no pedidas que denotan carencias manifiestas. En definitiva, milongas para enmascarar productos mediocres (y caros).
Nada mejor que lo auténtico en mi opinión, lo sencillo, lo desenmascarado, la verdad, por que ahí no hay dobleces. Nada mejor que un buen vino, un rico aceite o un producto de primera, un plato sencillo pero hecho desde la verdad, un cóctel simple, coherente, fabricado con néctares de primera división.
Una de boquerones por favor, unas anchoas o una croqueta de cocido. Nada de filete entrecortado de boquerón de mar bravo, pescado con anzuelo sostenible por la tía Blasa en noche cerrada sobre pan laminado de obrador centenario con harinas extremeñas amasadas por maestros panaderos con setenta y dos premios. Nada de croqueta de fumé de salmón con masa de patata centroeuropea, al fuego lento con aceite de la barrica de tu madre con pequeños pistachos portugueses macerados en tinaja de barro. Vale ya de chuminadas, por favor. No me cuenten movidas.
Me gusta cuando voy a un bar de verdad, en Italia, Madrid, Sevilla... un tipo seco y serio, chaquetilla blanca y pajarita negra tras la barra, sin historias, galones de decenios al pie del cañón y doctas cocineras en retaguardia. ¡Una de calamares!. Pues eso. Póngame un americano. Sin historias. Buen vermú, sacando el Campari, cortando naranja, mirada de rutina, copa de cóctel vieja escuela, sin alardes, bien servido, en silencio, con discrección y respeto, y llegan los calamares, guau.
Ayer me llevaron a un garito "experiencial" de las narices, de éstos que para tomarte un cóctel, bien cobrado vive Dios, te cuenta la historia del mundo un pesadísimo tipo de esos que disfrutan con el relato, relato que nadie le ha pedido y que no se da cuenta que lo auténtico, no se cuenta, se paladea, De pesadilla.
¡Ponganme un egipcio!. Me llega el tipo con lo que muestro.
"El cóctel se sirve en una vasija que evoca un vaso canopo, donde los gipcios depósitaban las vísceras de los enterrados, consta de tal esencia destilada al modo de los artesanos del Nilo, con un toque de incienso como utilizaban los egipcios para aplacar los olores de sus muertos, adereazado con tal cual crema de tal y cual producto, las frescura de las hierbas no se cuántos, gotas de no se que para que se maride la nectaridad de la base con la espontaneidad de los corpúsculos de la legumbre milenaria tratada en nuestro laboratorio en sesiones de creatividad e investigación"
Mi cara un poema... vamos, que ni puta idea de lo que me estoy bebiendo, pero bueno, voy invitado con cariño, comportamiento exquisito, además el muchacho se gana el pan como puede, y le echa ganas, hasta demasiadas diría.
De entrada una pajita de cristal, muy innovadora pero que, si no te fijas, se te puede llevar media piñata. A continuación un jodido y carente de personalidad brebaje que te produce, a las horas, un pensamiento blasfemo dedicado a los egipcios, su incienso y al creativo que los convocó, surgido de un retorcido y exótico dolor estomacal digno del peor de los envenenadores de El Cairo.
Tiempos de tonta sofisticación, de hamburguesas de ñu lanudo con hierba de los Alpes tratada en maceración, de trucha salvaje asustada por mi suegra con caldo de anís traído en el Soyuz... Por favor, pónganme una de bravas, eso sí, buena patata, hecha en el momento y con salsita casera esa que hace doña Vicenta. ¡Marchando!
en la plaza San Pedro Nolasco?
ResponderEliminarJeje, se dice el pecado pero no el pecador.... abrazo fuerte
ResponderEliminarEncuentro que mucha culpa del fenómeno que perfectamente describes en el artículo tiene que ver con los propios consumidores. Las ansias de novedad y de postureo en redes sociales. Vamos que enseñar por instagram o similares un bocata de calamares "no vende".
ResponderEliminarPues efectivamente, si surgen estas soluciuones es porque hay alguien a quien le interesan como relato y gusta contar.... vivimos en un momento así, eso esá claro... el local estaba lleno... pero como tú dices, el bocata de calamares no vende, pero lo prefiero mil veces... una de gambas!!!!
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