La vajilla Duralex 2000 forma parte de nuestra historia sensorial, vital y alimenticia, je. Todos hemos tenido en casa, en la de nuestros abuelos o en la de algunos tíos, alguna vajilla Duralex 2000, en color ambar, verde o, los más cools, la azul produndo.
Esta vajilla comenzó en Francia, en 1945 (no este modelo) y se consideraba irrompible gracias al I+D de nuestros vcinos que utilizaban vidrio templado gradualmente hasta lo 700 grados y rápido enfriado. Además en España teníamos los viejos platos de loza frágiles, toscos y poco agradecidos. Una vajila de este tipo era como un soplo de libertad visual, y pasar de la vieja dictadura a los nuevos tiempos. Duralex 2000 se comercializó en 1973.
Duralex podía conseguirse, desde los 50, en Francia, en alguna tienda española, en Andorra (yo conservo la vajilla amarilla-blanca de los 60 comprada en Andorra) pero este "grandes éxitos", lo dicho, es de principios de los 70. La empresa francesa montó un fábrica en Azuqueca de Henares con más de 500 empleados, VICASA, Vidrios Castellanos SA, que empezó a fabricar y exportar la excelente y práctica vajilla. Luego vinieron malos tiempos para las dos fábricas francesas y la española, con un repunte en la crisis del 2008, pero en la actualidad creo que la marca está quebrada.
Baratas, sencillas, accesibles, muy resistentes y bien diseñadas estaban pensadas para la gente trabajadora, humilde, que necesitaba complementos duraderos y de calidad. En estos tiempos de obsolescencia programada poco futuro para cosas tan bien hechas, no interesa conservar, sino consumir, mal usar y tirar en cuanto sea posible.
Magnífica "caza" esta bonita vajilla. Me pregunto Antonio, como en pleno 2023, todavía pueden conseguirse estas joyitas, nuevas a estrenar...
ResponderEliminarUn abrazo de Javier y gracias por compartir tus cacerías, de avispado coleccionista.
Pues son cosas que quedan en el fondo de algún comercio cerrado, como es el caso. Apareció junto con cristalerías varias y juguetes, algúnn comercio cerrado hace tiempo, abrazos
ResponderEliminarMi madre la compró en color ámbar y yo recién casada la tuve en verde y lo que queda de ella está en un pueblo ¡¡qué recuerdos!!
ResponderEliminarHan acabado muchas en casas de pueblo o trasteros, pero a mi me encantan para el dia a dia, son resistentes, bonitas y muy agradables al tacto... un saludo!
ResponderEliminarEspectacular! AS
ResponderEliminarSon cosas sencillas pero bonitas, abrazo
ResponderEliminarjaja por supuesto que no interesa fabricar ni fomentar productos de calidad, que duren en el tiempo y sean fácilmente reparables ... otra muestra más de nuestra hipócrita sociedad buenista y gretathunbergiana
ResponderEliminarNo da cash lo resistente.... je, abrazos
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