Sin palabras. Entre carrericas, conciertillos, encuentros, mercadillos hippys (perdón, medievales) y todo tipo de chanzas la cantidad de días disponibles para pasar un rato de rastro va mermando. Es una pena, porque es uno de los mejores momentos de la semana, pero está claro que un relevante, cultural y profundamente conceptual mercado medieval (de las tres culturas: bocata de panceta, baratijas y almendras garrapiñadas) está a otro nivel.
No te olvides de esos maravillosos mojitos precolombinos. Trending topic en el siglo XIV.
ResponderEliminarQue pena no poder disfrutar hoy, esa crónica de la visita dominical al "rastro" de San Bruno, que tanto nos gusta. Bueno, esperamos a la próxima semana Antonio...Un abrazo de Javier.
ResponderEliminarEmpujados por vuestro buen gusto he paseado por el nefasto Mercadillo Medieval, mas digno de las Ferias de toda la vida que del callejeo ancestral, tengo alguna joya, jajaja, abrazos
ResponderEliminarBueno, volverá San Bruno Javier, un abrazo fuerte
ResponderEliminarEs lo que tiene el incomparable marco, que es muy deseado por todo el mundo para sus eventos.
ResponderEliminarAfortunadamente nadie quiere hacer nada en el aparcamiento de la Expo donde se ubica el otro rastro🤷🏻♂️
jajaja, tú siempre ha sido un outsider Dani, abrazos
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