En la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, en la calle Espoz y Mina de Zaragoza, se rinde culto a la figura de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, una figura que me resulta, como mínimo, estudiable. El de Barbastro ya es santo, y tiene su propia reliquia con el limosnero correspondiente en dicho templo además de una figura a la izquierda el altar mayor.
Esta iglesia se caracteriza por su perfecto estado de revista, siempre ha destacado por la calidad del mantenimiento y la escrupulosa perfección de sus capillas y techumbres. Se nota que sus feligreses son gentes de buen bolsillo y dádiva generosa.
He estado mirando todo el tema de "merchandising" y promoción y he encontrado un interesante díptico titulado "San Josemaría, HOY", en su interior se encuentra este texto, que me resulta curioso.
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Y ahora un comentario relacionado con la publicidad. En 1973, un laboratorio farmacéutico presentó una nueva medicina, que sustituía a otra de gusto desagradable: el anuncio explicaba que le habían dado sabor a naranja. Con naturalidad, Monseñor Escrivá, nos comentó: "Me alegro: es humanizar las cosas, porque somos hombres, y ocuparse de hacer agradable a los demás el cumplimiento del deber tiene que agradar a Dios".
Pues eso, que le molaba lo de la innovación y el marketing.
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