Querida CAI, madre mía cuántos recuerdos y cuánto trabajo y viviencias han habido en el edificio de Independencia, 10, Zaragoza. Desde 1977 subiendo y bajando escaleras, entrando y saliendo clientes y propuestas, proyectos, errores y aciertos, con un sabor de boca agridulce al final, pero a mi me tira a dulce.
Estos días son días de derribo, pronto el Imperio Zara establecerá sus huestes y ropajes. Hasta el viejo escalón de cerámica aragonesa ya se ha partido, duro como el diamante ante mil batallas pero no pudo más con las obras derribadoras. Me he llevado un trozo de CAI a casa, un trozo de la entrada principal de un lugar donde pasamos mucho de todo y que nunca olvidaré.
Muy bien Antonio, has conseguido un trozo de historia, de tu historia, de la historia de muchos zaragozanos, de ilusiones y esperanzas.... los pies que habrán pisado-pasado por ése escalón.
ResponderEliminarNosotros también éramos de la CAI y hacíamos viajes con CAI Viajes, un gran recuerdo.
Madre mía qué pequeño es Zaragoza.... millones de pisadas, entre ellas las mías todos los días.... abrazos
ResponderEliminarCuando las cajas de ahorro eran algo más que bancos, y patrocinaban a nuestros equipos. Yo también era de la CAI, y le pagué puntualmente mi hipoteca, ja, ja, ja. Un abrazo de Javier.
ResponderEliminarSi yo te contara Javier, si yo te contara de equipos CAI, jajajaja.... pero eso será en otro momento. Abrazos
ResponderEliminarHubiera sido deseable que los gestores, sobre todo los últimos, de la desaparecida CAI tuvieran ese amor por la entidad y ese romanticismo que tú manifiestas; amigo.
ResponderEliminarNo pidas peras al olmo Dani.... es historia, una pena, miremos adelante, pronto no quedará rastro, yo conservé alguna pequeña cosa siempre rescatada del contenedor, abrazos
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