jueves, 21 de septiembre de 2023

LA DECADENCIA DE LOS PALACETES EN HERAKLION, CRETA

Grecia es un país con una economía compleja y que ha pasado, en los últimos treinta años, por un proceso de declive de enormes proporciones. Las heridas y las consecuencias de una desastrosa política económica unido a una más que cuestionable sensibilidad hacia el patrimonio, deja escenarios bastantes tristes.

Hay mucha gente con muy pocos recursos y sin la economía suficiente para mantener el legado familiar, prefieren que se destroce solo para poder sacar algo de dinero del solar o de un ruinoso inmueble sin solución. En un país que es cuna de la civilización occidental no deja de ser una enorme paradoja, pero es lo que hay. Heraklion, capital de Creta, es un claro ejemplo de lo comentado. Cierto es que la ciudad, ubicada en un lugar privilegiado, ha pasado por manos de todos y todos han devastado el legado de los anteriores, sin apenas dejar respirar a los nuevos moradores. Puedes encontrarte un oratorio turco dentro de una tienda de calcetines o un edificio de finales del XIX con un ascensor exterior.

La batalla de Creta, la ocupación alemana y la Segunda Guerra Mundial no tuvieron piedad con la ciudad, ya de por sí bastante dolida y mellada. Así como la bella Chania fue respetada y florece, la vieja Heraklion sigue llorando.

Pasear por sus calles es doloroso para un amante de la arquitectura y el patrimonio. Ejemplos de feísmo indescriptibles, urbanismo infame, comercios mal encajados, edificios cutomizados o frankensteins de ladrillo de difícil catalogación. Hablaba con Davos, un caballero griego, su mujer arquitecta sufre en sus carnes el deterioro del paisaje urbano y la decadencia de sus bellas casas palaciegas. Las familias heredan estos inmuebles, deliciosos, pero la ruina económica que tienen encima no les permite arreglarlos, conservarlos o simplemente manternerlos sin que se vengan abajo. Cuando no hay en el puchero no se está para conservar yeserías.










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