LOS FABELMAN (2022) STEVEN SPIELBERG

Reconozco que no soy imparcial al hablar de Steven Spielberg. Para mi es el gran campeón de las emociones, una especie de prestidigitador del cerebro, sabe como nadie pulsar las teclas, y no conozco muchos como él. Tengo un amigo, un realizador aragonés, talentoso, que es capaz de tocar esas teclas.

Hijo y fan de la Nouvelle Vague, genio absoluto. Capaz de hacer con 26 años un trabajo como Jaws, con 25 El Diablo sobre Ruedas (soberbia), hace falte ser muy valiente y estar rodeado de muchos valientes para hacer realidad proyectos así. Vean si no la cantidad de gente, hoy en día, que con 26 solo piensan en jubilarse. 

Sus películas siempre tienen un hueco en mi sala de cine personal. Encuentros en la Tercera Fase me voló la cabeza en su momento, y mi buen dinero me costó verlas dos veces en el cine con 11 años. No voy a hablar de Indiana, ni de los fracasos, tampoco de E.T. al que nunca tuve especial aprecio, pero sí de Poltergeist que tiene su mano maestra,  El Imperio del Sol, poco valorada,  La Lista de Schindler, una peli que cambió el cine, inventarse Parque Jurásico, ayudar a que ocurriera Star Wars, hacer algunas de las mejores escenas de la historia del cine bélico en Salvar al Soldado Ryan, crear el formidable universo de Inteligencia Artificial, 25 años antes de que nadie hablara de IA, la magnífica Münich, la irregular pero fascinante La Guerra de los Mundos, atreverse y no fracasar con Tintín, hacer otra oda al heroísmo en War Horse, jugársela con Lincoln,  darnos otra alegría con El Puente de los espías (vaya viaje en el tiempo), fascinarnos con The Post.... en fin... no acabaría.

Pues The Fabelman, casi a los 80 años, es quizás una de las más bajas en presupuesto y un auténtico striptease personal realizado cuando tocaba hacerse. Me resulta imperfecta y a la vez inolvidable y maravillosa. Me ha emocionado y me ha hecho pensar. Me he visto, con humildad, un poco en ella y en ese encuentro continuo entre esos dos bandos, el pragmático del progreso, el dinero y el éxito, y el volátil y lleno de incertidumbres del arte, lo subjetivo y las emociones.

Tiene momentos admirables, complejos, y gotas Spielberg, como debe ser. La he disfrutado en casi toda la parte de sus fotogramas. Me ha encantado ese tío que aparece y cambia el mundo, Joh Ford, el padre, la madre, la familia, todo. Me ha resultado una película maravillosa y me reafirma en mi admiración por el de Ohio, un tipo, como Hitchcock o de Mille, de los que hay poquitos, que es capaz de conseguir un doble objetivo complejísimo, llenar salas con magia y calidad.