La verdad es que me lo he pasado fenomenal en una mañana llena de anécdotas. Por fin llegó la niebla profunda, espesa y doliente, un clásico de nuestra ciudad. El rastro con niebla tiene un tono interesante. Además, en el camino hasta el objetivo haces labor social indicando a despistados viajeros donde está la Estación Delicias, desaparecida entre la bruma.
Hace más de nueves meses, digo nueve meses, me comentó un vendedor que disponía del Urtain de Cremeal "en caja impecable".... hombre, la caja destrozada y el boxeador sin cinto no es impecable, el precio tampoco lo era. Tanto ha tardado que ya conseguí otro, más vapuleado en los rings pero con más sabor juguetero (gracias a mi hermano y Figueras). Se ha vendido rápidamente, y me alegro, porque es una pieza preciosa, pero los ritmos de estos señores son un desternille.
Fascinante ese diploma de la copa internacional española de peluquería, con el escudo franquista flanqueando un artesonado ilustrativo que no tiene desperdicio. Majos esos Dinky y Corgi, pero a precio de Todocolección, no rules. Y, finalmente, los deleznables Spidermans edición pirata de ínfima calidad, he preguntado por el de la izquierda, es tan asqueroso que tiene gracia, me han dado precio de caviar. Ante mi estupor el vendedor me ha argumentado su valor con la siguiente narrativa: "Es el original, el antiguo de antes de los noventa, yo lo se porque lo conozco desde pequeño. Vale mucho porque es el original, es la verdad porque lo se". Poco más que decir.
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