Un grupo de comerciantes, extraños, ruinosos casi, pero con piezas escondidas aquí y allá hacen de la calle Decatour, en su parte más extrema y tangencial, un lugar interesante para buscar rarezas. ese Big Boy de 1973 me encanta, es una pieza publicitaria muy maja, pero pedían mucho más por ella de su precio ¨de mercado”. Aunque la tienda sea ruinosa hay que andarse con ojo.






















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