He vuelto a revisionar este gran filme. Sus ingredientes son apetitosos, por un lado que está detrás Anton Corbijn, después el excelente trabajo de los actores y finalmente que el personaje es Ian Curtis, el vocalista de Joy Division, banda que está en los pilares musicales de este que escribe. La película es sobria, con un estético y cuidado blanco y negro, nada exagerada, con bonitos guiños a aquellas bandas que cambiaron la música como Pistols o el gran Bowie. Presenta las miserias, la sencillez y, también, la inocencia de aquellos tiempos, managers y músicos. Aúna muchas cosas buenas y todas ellas están muy bien combinadas para mi gusto. Control me resulta un gran filme, muy emocionante, al fin y al cabo es solo una historia de amor.
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