Mi pasión por la señalética y la publicidad es una enfermedad de difícil cura. Es bonito pasear por diferentes países y ver como cada uno conjuga su cultura, los mensajes y el diseño. Portugal es un país estupendo a este nivel, sigue habiendo artesanos y pequeños comercios donde pudes comprar viejas matrículas negras portuguesas, chapas retro o hacerte una pieza ah-hoc impensable.
En la ciudad de Tomar, de forma accidental, encontré este sencillo comercio. La empleada, con cara de malas pulgas, me atiende con expresión de no enteder nada y de "qué querra este colega"?.
- "Buenas tardes, quería una chpaa de Garagem hecha a mano"
- ¿¿?? Una chapa de Garagem , para qué? (Obviamente un guiri no tiene un garage en Tomar)
- "Me gustan estas cosas, además veo que los vecinos las ponen en la puertas de sus garages"
- "¿Una chapa de Garagem, de verdad? ¿Para coleccionar? ¿Seguro?" Mirada como si tuviera delante un tipo de Marte. Mira a mi esposa con cara de "su marido anda bien de la azotea?". Obviamente mi mujer se parte de risa.
- "Sí por favor"
- "Son 10 euros, deme 10 minutos, abone ya por favor"
Viene, me la entrega con cara de estar delante de un loco. Y me alejo del tallercito mientras la señora habla con clientes tradicionales y cuchichea algo así, imagino: "estos españoles están fatal".
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