Me estaba yendo ya del rastro Expo. Hay una cuesta de grava que te lleva hasta la calle y, cuando la Policía Municipal se hace la despistada (llevan un juego algo cruel entre policías y vendedores "ilegales") hay una serie de personas, de carácter muy humilde, que aparecen con algunas bolsas del Mercadona o deteriorados carritos de compra y suelen sacar ropa de quinta mano, zapatos, zapatillas viejas, material de supervivencia en general y alguna vez (pocas) algún sencillo objeto que han rescatado de la basura. Casi nunca observo lo que venden porque no es lo que busco pero hoy, en el último puestecillo que tenía un hombre con carrito apareció, oteado con el rabillo del ojo scanner que Thor me ha otorgado como súperpoder, nada más y nada menos que un jeep Madelman de campaña de primera generación con asientos rígidos. Sirve solamente para repuestos, pero oigan, qué delicia por una moneda. Mantiene su filtro, su motor, palanca de cambio de marchas, las ruedas y ejes en perfecto estado además del frágil portón trasero impecable. Donde menos te lo esperas salta la liebre, ésta es la maravilla del rastro, la caza del tesoro, por muy humilde que sea tras el matorral más inesperado.
6 comentarios:
Exitazo
Jeje, pequeño tesoro de desguace que te saca una sonrisa, abrazos Ruster!
Curiosa y bonita historia ¿ de dónde lo habrá sacado el vendedor ? Abrazote fuerte de Javier.
Pues de un cubo de basura Javier, sin más, jajaja, abrazos
Restaurable, con un poco de imaginación! Enhorabuena
No tiene solución Jesús, jaja, pero será un buen donante, abrazos
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