El vendedor no sabía lo que tenía entre el montón de pequeños zarrios. He encontrado este rarísimo set de "pulgas mágicas", un producto memorable de kiosko del que es muy difícil encontrar ejemplares.
Lo que más me gusta de las pulgas mágicas es su profunda peligrosidad y que sean tan políticamente incorrectas. Yo no recuerdo que en el colegio, cuando se vendían en los kioskos, ningún mendrugo fuera tan torpe de tragarse ninguna, pero hoy en día el fabricante tendría decenas de demandas porque miles se las habrían tragado. Eran cápsulas de medicamento vacías que en su interior tenían una bolita de acero que les hacía oscilar con un efecto "mágico" cuando te las ponías en la mano, algo elemental y divertido.
Tengo una cajita preciosa que me regaló en su momento Akela (Kiosko de Akela) pero éstas que han aparecido hoy parecen más antiguas y son de un tamaño algo mayor.
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